Que muchos matrimonios terminan en divorcio es algo que está muy documentado y por lo tanto son muchos niños los que tendrán que sufrir el divorcio de sus padres. Sin embargo, no hay estadísticas convincentes que puedan plasmar cuáles son los efectos de este problema en su totalidad.
Muchos niños sufren más de un divorcio. Otros
sufren separaciones periódicas y desavenencias familiares en las que se
presentan solicitudes de divorcio para luego retirarse. Así pues, divorciarse y
volverse a casar no son datos estadísticos, sino una serie de transiciones por
las que pasa la familia que modifican la vida del niño.
A menudo los niños reaccionan al divorcio con
conductas de agresión, antisociales, impulsivas y desobediencia. Asimismo,
parece que éste afecta más a los niños que a las niñas.
Los niños de 9 años en adelante, parecían más
negativamente afectados que los niños más pequeños. Un número significativo de
ellos estaba cargado de recuerdos de lucha y ruptura matrimonial. Si bien la
mayoría de ellos estaba a favor del matrimonio, les preocupaba poder repetirla
infeliz experiencia matrimonial de sus padres. El 68% de estos niños, habían
participado en una actividad delictiva de carácter menor. Aunque, las
investigaciones indican que más de la mitad de los niños acaban siendo personas
competentes y compasivas.