NIÑOS EMPERADORES

Estás en el supermercado y ves a una madre con su adorable pequeño. Este insiste en que le compren algo y la madre le responde cariñosamente que no. Inmediatamente el niño se altera y comienza a tener un berrinche insoportable y a exigir (Si, como lo lees: exigir) que aquello que ha pedido le sea dado, sin importar que todos cuantos están a su alrededor le miren estupefactos. ¿Te suena familiar esta historia? O peor aún, ¿has protagonizado algún episodio similar con tus hijos? Si es así, es importante que leas la información que te vamos a dar a continuación.

Lamentablemente, esta es una conducta que ha ido en aumento en los últimos años, debido en gran medida a las nuevas tendencias que han surgido en lo que se refiere a las diferentes formas de educar a nuestros niños.




Sí, las épocas han cambiado y no es lo mismo criar a un niño ahora que hace unos 10 o 15 años. Eso lo sabemos. Sin embargo, es importante reconocer que hay parámetros disciplinarios que deben mantenerse, pues de lo contrario podríamos encontrarnos frente a lo que los especialistas denominamos: “Niños Emperadores”.

El Síndrome del Niño Emperador surge cuando los papeles en la crianza de los hijos se desvirtúan, el padre deja de ser la figura guía del niño y se convierte en un ser inferior que existe solo para complacer las necesidades y deseos del pequeño. En este sentido, el niño deja su rol de hijo y se convierte en todo un tirano, exigiendo, ordenando y demandando que aquello cuanto desea le sea otorgado de manera inmediata.

¿Cómo se forma un niño emperador?

Seguro te estás preguntando ¿Cómo ocurre esto? Pues bien, en la actualidad, la vida es totalmente diferente, los padres se encuentran tan ajetreados con su quehacer laboral y otras actividades, que tienen muy poco tiempo para dedicarle a sus hijos. Es por esto que tienden a darles todo cuanto piden, como manera de subsanar la ausencia de ellos en sus vidas. En este sentido, se les está dando la falsa idea de que se merecen todo sin ningún esfuerzo.

Así mismo, en ocasiones los padres fracasan a la hora de establecer los límites y normas que deben cumplirse en el hogar. Esto trae como consecuencia que los niños crezcan sin un adecuado balance de orden y disciplina, por lo que se les crea la falsa percepción de que pueden hacer lo que quieran y esto no traerá ninguna consecuencia.

Los especialistas han notado con suma preocupación que este problema se ha incrementado de manera exponencial últimamente, por lo que continuamente están alertando acerca de los peligros de criar a nuestros hijos de esta manera.

Las consecuencias de criar niños emperadores no se ven a corto plazo, sino a futuro. Es ahí cuando aparecen los jóvenes adultos que no tienen ninguna noción de lo que es esforzarse por alcanzar una meta, ya que creen que se les debe dar todo sin un mínimo de esfuerzo y trabajo. Estos individuos constantemente tienen problemas interpersonales con los demás, ya que creen que el resto del mundo existe solo para servirles.

¿Cómo evitar criar niños emperadores?

Ahora que hemos identificado el problema, es importante comenzar a buscarle solución. A continuación, te damos algunos tips que, no solo te ayudarán a evitar que tu hijo se convierta en un niño emperador, sino que te permitirán criarlo de manera tal que le estarás proporcionando las herramientas para convertirse en un adulto responsable, empático, provechoso y de valor para la sociedad:




No: la palabra mágica

Sí, es cierto que a nadie le gusta escuchar esta palabra. Sin embargo, es de vital importancia que nuestros hijos la conozcan y se familiaricen con ella. Hay ocasiones en las que simplemente no podemos complacerlos y es importante que ellos comprendan que no todas las veces obtendrán lo que desean. Es importante que entiendan que para alcanzar algo deben esforzarse y poner de su parte.

Cuando se les niega algo, hay que explicarles las razones de tal decisión, para que ellos entiendan a su vez, que detrás de cada acción hay un por qué.

Los límites son necesarios

Uno de los aspectos más importantes en la crianza de nuestros niños son los límites. Hay que establecer normas claras y precisas que ellos deben cumplir. Algunas de estas deben ser fundamentales e inmodificables, como por ejemplo no pegar a nadie o no insultar. Otras podrían ser negociadas, dependiendo del contexto.

Fomenta la empatía

Es de vital importancia que nuestros hijos entiendan que todas y cada una de nuestras acciones tienen consecuencias y efectos en los demás. Es por esto que debemos estimular en ellos la empatía como la forma de ponerse en el lugar del otro y de esa manera comprenderlo. Esto genera en ellos una conciencia real de su lugar en el mundo.

Estar presente

Este es un punto fundamental. A pesar de lo mucho que trabajas o de lo ocupado que estás, es indispensable que estés presente y participes de manera activa en la crianza de tus hijos. Conversa con ellos, comparte actividades a su lado y escúchalos cuando tengan algo que decir. Hazles sentir que son parte importante de tu vida y edúcales con tu buen ejemplo. Recuerda: los niños imitan lo que ven en casa.

Si sigues estas sencillas recomendaciones, estamos seguros de que estarás criando niños educados, sencillos, seguros de sí mismos y capaces de afrontar cualquier reto que la vida les plantee y en especial, niños felices.


No temas involucrarte activamente en la crianza de tus hijos. Anímate a romper con el estereotipo de que todos los niños de esta época son en alguna medida emperadores. Cría a tus hijos para la vida. 

PROTEGERNOS DE RECUERDOS TRAUMÁTICOS, ¿ES BUENO?


¿Cuántas veces hemos querido que nuestros recuerdos desagradables fueran borrados, para así afrontar con más confianza nuestra vida? Muchas veces ¿verdad?

Es innegable que ciertas emociones nos detienen, como por ejemplo el dolor, la tristeza y el miedo. Estas tienen una vinculación determinante en experiencias traumáticas en la vida, por ende, bloquearlas o desecharlas sería un gran alivio.

La mente humana sigue siendo un campo abierto y fructífero cargado de conocimientos ignorados, mecanismos formidables y complejidades aún no develadas.Muchos estudios actuales abordan si es posible desechar los recuerdos o memorias no deseadas, los resultados apuntan a que sí.




Lo anterior se conseguiría únicamente partiendo de cómo funciona nuestro cerebro (conexiones neuronales donde sustancias químicas actúan para generar respuesta), ubicando las conexiones responsables de estos en la corteza cerebral individual, regulando nuestras “visitas” a los recuerdos no deseados (la memoria se fija debido a la evocación recurrente) y haciéndonos conscientes de los traumas. Solo así lograríamos desvincular el recuerdo con las reacciones físicas y el posterior comportamiento.

En este campo, el gran descubrimiento que nos brinda aliento, es que la memoria no es un “espacio rígido”, al contrario, es una red de múltiples articulaciones, moldeables, no estables, ni inalterables.Un ejemplo que nos puede ayudar a comprender esto es: cada vez que traemos al presente una reminiscencia, la podemos distorsionar, cambiamos algunos elementos o variamos la intensidad de las reacciones ante ella. Con esta evidencia, alterar nuestra “relación” con un recuerdo no deseado es posible si tenemos consciencia del mismo y actuamos decididamente en función de ello.

Pero sobreviene la objeción de Sigmund Freud (padre del psicoanálisis), quien consideraba que en el campo del subconsciente hay muchos elementos que quedan latentes y que pueden manifestarse inconscientemente en la persona.

Propuestas como “la reconsolidación de la memoria” (fijación de nuevos recuerdos que sustituyen a los existentes y traumáticos) y la propuesta en la administración de sustancias o drogas específicas, profesan el futuro de las investigaciones. En este amplio y novedoso andamiaje de teorías, hay una pregunta indispensable: ¿Qué deseamos hacer, bloquear nuestra memoria o evolucionar?




A pesar de tener recuerdos no gratos, evocarlos y que pierdan sus efectos negativos en nuestra vida, podría afectar otros aspectos importantes de la vida como el dolor, la alegría y la paz, que de igual manera son necesarios para la armonía del ser integro. Además ¿es ética la aplicación de drogas, y la manipulación de nuestra mente?

Cuántas ideas, sentimientos y reacciones se manifiestan en este delicado campo de acción. Las mismas que evidencian la complejidad de la vida.

Para concluir y a modo de reflexión les dejo una frase del mismo Freud: “He sido un hombre afortunado en la vida: nada me resultó fácil”.

Tal vez el centro de todo esté en el equilibrio que manifestemos sobre nuestras experiencias, y no en su evitación.

Protegernos de los recuerdos traumáticos es posible, pero es mucho más determinante saber de qué queremos protegernos, cómo y para qué.

¡Para nosotros es un placer ayudarte!

MITOMANÍA: MENTIROSOS COMPULSIVOS

¿Has escuchado hablar alguna vez de la mitomanía? Estoy segura que te sorprenderá si te digo que es uno de los trastornos psicológicos más comunes y de los que acarrean mayor cantidad de problemas en lo que respecta a las relaciones interpersonales.

En este artículo vamos a realizar un recorrido por los aspectos más resaltantes de la mitomanía.

En primer lugar, lo primero que debemos hacer, es definirla. Esta se define como la tendencia patológica a inventar historias acerca de su vida o de diferentes eventos. Fue descrita en el año 1900 y desde entonces se ha convertido en objeto de estudio de numerosos especialistas fascinados por este trastorno.




¿Por qué mienten las personas? 

A pesar de que es cierto que todos hemos dicho una mentira alguna vez en la vida, también es cierto que las personas que son mitómanas convierten a las mentiras en su forma de vida. Son capaces de mentir hasta en los asuntos más triviales. Ahora bien, existen una amplia variedad de razones por las cuales las personas tienden a mentir. La principal es una baja autoestima. Sí, las personas con baja autoestima se encuentran en una búsqueda constante de la aceptación y aprobación por parte de los demás. En este sentido, creen que a través de las mentiras fantasiosas y de la creación de historias serán aceptados con mayor facilidad por sus semejantes.

Así mismo, las personas que mienten compulsivamente tienen una necesidad patológica de ser admirados y valorados. Es por esto que se inventan historias en las que siempre salen fortalecidos o son los protagonistas. Lo hacen solo para satisfacer esa necesidad de ser admirados por los demás.

Igualmente, la mitomanía puede surgir como una forma de evadir la realidad y escapar de esta cuando es particularmente difícil. Esto se da principalmente en la infancia y los niños crecen con esta costumbre, la cual se convierte posteriormente en un hábito para ellos.

Finalmente, algunos especialistas plantean que la mitomanía forma parte de algún trastorno subyacente como por ejemplo la personalidad narcisista, síndrome de Munchausen por poderes o bien personalidad histriónica, entre otros.

Sin importar cuál sea la causa, lo cierto es que la mitomanía es un problema psicológico grave que debe ser atendido rápidamente con ayuda de un especialista. 




¿Cómo reconocer a un mitómano?

Seguramente esta es una pregunta que te estás planteando en este momento. Para las personas comunes, es difícil reconocer cuándo una persona miente por compulsión. Sin embargo, vamos a describir algunas señales que pueden darte un indicio de que estás tratando con un mitómano.

Es muy común que los mitómanos relaten la misma historia varias veces, aunque agregándole cosas nuevas cada vez. Así mismo, también suelen adueñarse de las historias de otras personas y las cuentan como si fueran propias. Además de esto, son personas fantasiosas que incluso pueden llegar a vivir desfasados de la realidad, en una constante fantasía que ellos mismos crean e incluso llegan a creer que es cierta.

Como puedes ver, para identificar a un mitómano, solo basta con prestar un poco de atención en el comportamiento y forma de hablar de las personas con quienes nos relacionamos.

¿Se puede superar la mitomanía?

Tal como ocurre con la gran mayoría de los trastornos psicológicos, sí es posible superar la mitomanía. Sin embargo, es extremadamente difícil, ya que el primer paso para lograrlo es que el mitómano reconozca que tiene un problema. Esto es muy difícil, pues los mitómanos se caracterizan por negar completamente su realidad y no aceptar que tienen un problema.

La ayuda especializada es fundamental para superar este trastorno, pues la principal vía para lograrlo es a través de la terapia de tipo cognitivo-conductual. Es importante modificar la percepción de la realidad por parte del paciente y esto solo se logra con ayuda de un profesional. En ocasiones, la terapia farmacológica también ayuda, pero esto depende de la gravedad del trastorno.

En conclusión, la mitomanía es un trastorno psicológico difícil de identificar y más aún, de vencer. Sin embargo, es posible superarla, con la ayuda correcta y muy especialmente con la determinación y disposición de quien la padece.

PERSONALIDAD COMPETITIVA: CUANDO GANAR LO ES TODO

¿Sabías que hay personas que necesitan destacar y ganar siempre en todo? ¿Has conocido a alguien así? O más aún, ¿eres tú una persona competitiva? Sin importar cuáles sean tus respuestas, te sugerimos que te quedes con nosotros, ya que vamos a abordar el tema de la personalidad competitiva. 

Las personas que tienen una personalidad competitiva son aquellas que constantemente tienen que destacar en cualquier actividad que realizan. Parecen tener una necesidad patológica de reconocimiento y siempre tienen que ganar, ya sea en algún juego o en cualquier otra actividad.



¿Qué caracteriza a una persona competitiva?

Tal como ocurre con todos los trastornos de la personalidad, en lo que respecta a la personalidad competitiva existen ciertos rasgos o características que permiten identificarla.

Lo primero que hay que saber de las personas con personalidad competitiva es que no suelen confiar en los demás para llevar a cabo ningún trabajo o tarea. Así mismo, como lo que les gusta es destacar, intentan no realizar trabajos en equipo, y hacerlo de forma individual. Esto se debe en gran parte a que siempre quieren tener el control en todo, pues no soportan que su éxito dependa del desempeño de otros.

Así mismo, este tipo de personas son egoístas y poco empáticas. Esto se traduce en que para ellos es totalmente intolerable e insoportable ver triunfar a alguien más. Para ellos lo más importante es ganar y no soportan ver a otros hacerlo.

Igualmente, para las personas competitivas no hay nada más importante que competir. Es por esto que prácticamente convierten todo en una competencia. Para ellos, todas las actividades que realizan es una oportunidad para lucirse y demostrar que son los mejores. Son personas que pueden llegar a ser insoportables porque incluso hasta un simple juego lo convierten en una competición encarnizada cuyo único objetivo es ganar.

Estas personas solo ven la vida de forma dicotómica, es decir, desde los extremos. Por ejemplo, las cosas o son buenas o son malas. O se gana o se pierde. O se es exitoso o se es un fracasado. Como puedes darte cuenta, es una forma muy radical de ver la vida, ya que sabemos que las cosas no son negras y blancas, sino que entre ellas existe toda una gama de grises que también tiene valor.

Como es de esperar, son personas que pueden tener muy mal carácter, especialmente cuando no alcanzan sus objetivos, es decir, cuando no ganan. Si esto ocurre, incluso pueden llegar a agredir físicamente a la persona que los superó. Definitivamente las personas con personalidad competitiva pueden llegar a ser un poco desagradables.



Ser competitivo… ¿Es algo negativo?

De forma general, la respuesta a esa pregunta tendría que ser No. Por supuesto que ser competitivo no es algo negativo. Ser competitivo ayuda a las personas a querer ser mejor, les da un incentivo para alcanzar metas y superarse a sí mismo.

Por supuesto, a todos nos gusta ganar y ser exitosos. Sin embargo, el problema surge cuando ganar se convierte en una obsesión y se comienza a valorar el esfuerzo tomando en cuenta solo el resultado obtenido. Cuando ya lo único que importa es ganar a cualquier precio y destacar por encima de los demás, es cuando podemos decir que ese rasgo se está convirtiendo en un gran problema en tu vida.

Las personas que sufren de una personalidad competitiva obsesiva experimentan ciertas consecuencias a nivel psicológico. Por ejemplo, son personas que sufren de miedo al fracaso. Para ellos perder es algo inconcebible y simplemente no lo consideran como una opción válida para sus vidas. Así mismo, desde el punto de vista emocional, son inestables, con cambios de humor frecuentes y repentinos. Todo esto puede llevar a la persona a tener sentimientos de frustración, insatisfacción e infelicidad.

Evidentemente, competir de vez en cuando no es malo. Querer ser mejor cada día y destacar no le hace mal a nadie. Sin embargo, es importante estar pendiente de las señales que indican que ganar se está convirtiendo en una obsesión. Si esto ocurre, lo más recomendable es buscar ayuda especializada a tiempo para evitar consecuencias que hagan mella en la salud.

TODO SOBRE LOS SUEÑOS

Estás caminando por los pasillos de la universidad, vas apurado porque se te ha hecho tarde para ese examen importantísimo. Entras al aula y te sientas. Pero al ver el examen, te das cuenta de que no conoces el tema, es decir, nunca has asistido a esa clase. Entras en pánico. ¡Pero, tranquilo! Esto que hemos descrito ha sido solo un sueño. Sí, de hecho, este es uno de los sueños más comunes y repetitivos entre los seres humanos. Ahora bien, seguramente alguna vez te has preguntado ¿Qué son los sueños? ¿Son realmente importantes? A continuación, vamos a intentar esclarecer tus dudas.

Los sueños

Para poder comprender su importancia, lo primero es definir qué son los sueños. Podemos decir, en primer lugar, que el soñar es una actividad cerebral que se da durante los momentos en que dormimos. Los sueños son representaciones imaginarias que están determinadas por las experiencias que vivimos cada día, nuestras emociones y más aún, nuestros temores.



¿En qué momento soñamos?

Muchas personas creen que podemos pasarnos la noche soñando. Sin embargo, esto no es así. Es importante saber que el sueño tiene varias etapas, siendo una de ellas la del Sueño MOR (Movimientos oculares rápidos). Esta es la fase más superficial del sueño y se caracteriza porque la persona se encuentra activa con sus ojos moviéndose muy rápido y su cerebro aun trabajando. 

Precisamente, las personas soñamos durante el sueño MOR (más conocido como sueño REM por sus siglas en inglés “rapid eye movement”). Es importante tener en cuenta que durante una noche de sueño es posible que una persona experimente la etapa MOR unas 4 veces aproximadamente. Sin embargo, no sueña en todas y tampoco recuerda todos los sueños que tiene. 

El origen de los sueños

Como hemos mencionado con anterioridad, los sueños están determinados por las experiencias y temores de cada uno. Incluso hay personas que sueñan con situaciones no experimentadas por ellos, pero sí por algún ser querido o alguien cercano. Así mismo, los anhelos y deseos también tienen su cuota de participación en los sueños.

Aquí es importante destacar que los sueños forman parte intrínseca de la vida del ser humano, incluso desde antes de nacer, ya que hay registros de que los niños sueñan cuando aún se encuentran en el vientre materno.

¿Son útiles los sueños?

Y aquí comenzamos a entrar en el terreno de las suposiciones. La mayoría de los especialistas que han dedicado gran parte de su tiempo al estudio de los sueños, coinciden en afirmar que son importantes y revisten gran utilidad. En primer lugar, porque los sueños pueden ser vistos como un momento de recreación. Es decir, a través de los sueños, nuestro sistema nervioso libera las tensiones y el estrés del día a día.

Además, durante el sueño, el cerebro está activo seleccionando los eventos del día que vale la pena almacenar como recuerdos y desechando aquellos que no son importantes.

Así mismo, muchos también afirman que los sueños son vías a través de las cuales es posible encontrar soluciones a problemas que se nos han presentado cuando estamos lúcidos. Te sorprenderías al conocer la cantidad de científicos y estudiosos que han tenido lo que ellos llaman un “sueño revelador”, en el cual han solucionado algún problema o cuestión que ocupara su mente.

Finalmente, muchos también creen que los sueños permiten afrontar y vencer los miedos y temores que tenemos. Esto se debe a que muchas veces podemos soñar con aquello a lo que le tememos, pero en un contexto distinto. Al descontextualizarlo, es posible ir perdiéndole el temor a algo.



¿Los sueños significan algo?

Para muchas personas, los sueños esconden mensajes importantes que se relacionan con nuestra vida diaria. Son muchas las personas que se especializan en la interpretación y reconocimiento de los sueños.

De forma general, podemos decir que, para entender el mensaje oculto en los sueños, es importante prestar especial atención a las emociones que estos despiertan en nosotros mismos. Por ejemplo, si producen sensaciones y emociones placenteras y agradables, entonces estos se relacionan con anhelos, deseos e ilusiones, además de mostrar el camino a seguir para alcanzarlos.

Por el contrario, cuando los sueños despiertan emociones negativas, desagradables e incómodas, se relacionan con posibles problemas a nivel del inconsciente, temores y traumas a superar.

Las personas que se especializan en la interpretación de los sueños suelen establecer simbologías y significados específicos para cada uno. Sin embargo, la interpretación de estos es muy personal y específica, dependiendo de cada quien.

Evidentemente, los sueños forman parte importante de nuestras vidas, ya que constituyen una especie de “válvulas de escape” al estrés y cansancio al que estamos sometidos todos los días. Creer o no en su interpretación ya es una decisión de cada quién. Lo importante es reconocer su papel y valor para nuestra salud mental.

¿QUÉ CONSECUENCIAS TIENE EL RECHAZO PARENTAL?

Sí, aunque parezca totalmente inverosímil, es posible que alguno de los dos padres sienta alguna especie de rechazo hacia su hijo. Probablemente no lo crees, pero esto es más común de lo que se puede pensar.

¿Cómo se podría definir el rechazo parental? Como la ausencia de amor, cariño o afecto de los padres hacia los hijos. Este tiene diversas formas de manifestarse. Entre las más comunes te podemos mencionar conductas hostiles y agresivas para con los hijos, así como también la indiferencia y la negligencia.



Rechazo parental: causas

Indiscutiblemente que las razones del rechazo parental son de gran interés, ya que resulta inevitable preguntarse ¿Qué puede hacer que un padre sienta rechazo hacia sus hijos? Los especialistas que han estudiado diversos casos de rechazo parental, coinciden en establecer ciertas causas para este problema.

En primer lugar, es posible que el padre o madre que incurre en el rechazo tenga algún tipo de problema como por ejemplo alcoholismo, drogadicción o incluso un trastorno de tipo mental.  

Así mismo, también es muy común que el niño haya sido producto de un embarazo no deseado. Cuando esto ocurre, las personas ven truncados sus sueños y planes y erróneamente culpan a ese niño inocente, cuando en realidad los responsables son ellos por no haber ejercido una sexualidad responsable.

Otra de las causas del rechazo parental es la repetición de patrones aprendidos. Es decir, el padre o madre fue rechazado en su niñez por algún progenitor y ahora está repitiendo este tipo de comportamiento con su hijo.

Igualmente, entre las causas se pueden contar que el niño padezca alguna enfermedad o condición médica que no sea aceptada por el padre o madre. En consecuencia, expresa un rechazo hacia él.



¿Qué consecuencias puede dejar el rechazo de un padre en un niño?

Como es de esperar, el rechazo de alguno de sus progenitores conlleva una amplia variedad de secuelas psicológicas en un niño, las cuales le dificultan en gran medida alcanzar la felicidad en su vida adulta.

La primera consecuencia es la baja autoestima. Una persona que ha sido víctima del rechazo parental es alguien que ha perdido todo el amor propio, es incapaz de valorarse a sí mismo y en consecuencia, no se cree merecedor de amor. Esto hace que se envuelva en relaciones en las que se aprovechan de él o ella, sin recibir el afecto recíproco. Es muy frecuente que se encuentre en relaciones de dependencia emocional.

Así mismo, también están en una constante búsqueda de reconocimiento por parte de quienes los rodean. Se exigen demasiado a sí mismos y no creen nunca cumplir las expectativas de los demás. 

Igualmente, son personas a quienes les cuesta expresar sus emociones, pues siempre tienen el temor a ser rechazados o de hacer el ridículo. Es por esto también que acaban por desarrollar otro tipo de trastornos psicológicos como adicciones, anorexia, bulimia y depresión, entre otros.

Evidentemente, el rechazo de alguno de los padres es algo que deja profundas marcas emocionales y psicológicas en los niños. Sin embargo, es posible superarlo. Por supuesto que para lograrlo, es muy importante contar con la ayuda especializada de un psicólogo o un psiquiatra. Si este es tu caso, puedes ponerte en contacto con nosotros en el 675 71 35 37 o en el email mipsicologogetxo@gmail.com.

El primer paso para superarlo, es entender que no se tiene ningún tipo de responsabilidad en la forma de actuar que tuvieron los padres. Por lo tanto, no es culpable del rechazo. Así mismo, es importante liberarse de cualquier sentimiento de rencor o de resentimiento. La única forma de hacerlo es perdonar. Solo al perdonar se es libre para poder comenzar a sanar. Una vez hecho esto, la persona podrá, poco a poco, recuperar su autoestima y comenzar a ser feliz. Aunque así descrito suene fácil, es un proceso largo y que requiere de ayuda especializada.

¿ES POSIBLE PERDONAR UNA INFIDELIDAD?

Una infidelidad es una de las deslealtades más grandes que puede haber en una relación en pareja. Esto es así porque traiciona el acuerdo y la confianza que en un momento dado dos personas decidieron compartir.

A pesar de que en nuestra sociedad se cree falsamente que los hombres son más propensos a ser infieles. Sin embargo, la realidad es que tanto hombres como mujeres pueden serlo.

Cuando una persona descubre que su pareja le ha sido infiel, se encuentra frente a una encrucijada, ¿Debe o no debe perdonar? ¿Podrá olvidar la infidelidad y volver a confiar? Porque sí, el mayor daño que hace una infidelidad es esa laceración a la confianza mutua que debe existir en toda relación de pareja. Además de esto, la autoestima de la persona que fue engañada se ve lesionada casi irremediablemente. Sin embargo, es posible superar el trauma que significa una infidelidad e incluso volver a confiar en la pareja.



¿Podría perdonar una infidelidad?

Esta es una pregunta que muchas personas se realizan: ¿Sería capaz de perdonar una infidelidad y seguir adelante? Pues bien, quienes lo han hecho coinciden en afirmar que no es un proceso fácil, sino que es producto de una serie de consideraciones en las cuales, la que prevalece es el amor hacia la pareja. Veamos qué se debe considerar a la hora de perdonar una infidelidad.

Una de la cosas que atormentan a la persona engañada es la naturaleza de la infidelidad, es decir, ¿fue netamente sexual o también hubo sentimientos de por medio? Increíblemente, la mayoría de las personas están de acuerdo en que es más fácil perdonar una infidelidad cuando esta no involucra sentimientos. Es decir, se puede perdonar con mayor facilidad un encuentro sexual fortuito que una relación de larga data. Esto se debe a que, en esta última, siempre están inmersas las emociones y los sentimientos.

Así mismo, es importante tener en cuenta cuáles fueron las posibles causas que llevaron a la infidelidad. Las causas son múltiples. Entre estas, la principal y más común es la insatisfacción, ya sea a nivel emocional o sexual. En una proporción reducida, la causa viene a ser la pérdida del amor.

Por otra parte, cuando una persona se encuentra con una infidelidad por parte de su pareja y se plantea la posibilidad de perdonar, es importante que haga una reflexión en la que explore sus sentimientos hacia quien le traicionó. Debe preguntarse lo siguiente: ¿Es mi amor por él/ella lo suficientemente grande y fuerte como para olvidar su traición y continuar amándolo (a)? ¿Podría volver a confiar?

Solo al considerar estos aspectos y responder sinceramente y de corazón a estos planteamientos, una persona tendrá la capacidad de decidir si puede o no perdonar una infidelidad.



Perdonando una infidelidad: un sendero nada fácil

Estarás de acuerdo con nosotros cuando decimos que perdonar una infidelidad no es en absoluto fácil. Requiere de toda la fuerza de voluntad de la persona, así como también una disposición total a olvidar lo ocurrido. Porque sí, uno de los requisitos más importantes para perdonar una infidelidad es estar dispuesto a olvidar de corazón lo ocurrido y emprender un nuevo camino como pareja.

Seguramente has escuchado aquello de “yo perdono, pero no olvido”. Pues bien, las personas que “perdonan” bajo esa premisa, no lo hacen realmente, pues es muy probable que en futuras ocasiones puedan traer el tema a colación para hacer sentir culpable a quien fue infiel.

Realmente, para perdonar una infidelidad se requiere de un compromiso genuino y real por parte de ambas personas. Deben comprometerse a honrar sus votos de amor y lealtad, olvidando lo ocurrido. Algo así como hacer “borrón y cuenta nueva”. Si ambos miembros de la pareja están realmente convencidos de que vale la pena rescatar y salvar la relación, fundamentados en el amor que sienten el uno por el otro, entonces sí es posible perdonar una infidelidad y más aún, salir fortalecidos de esa experiencia.

Como hemos visto, perdonar una infidelidad no es sencillo. Incluso hay personas que no lo logran y terminan definitivamente la relación. Sin embargo, existe un gran porcentaje de personas que deciden apostar al amor y logran superar tan difícil prueba.