La mayoría de nosotros conocemos a personas que viven
el día a día con dietas extremas, comen solo ensaladas, realizan actividad
física todos los días sin descanso alguno, evitan comer dulces, harinas,
alimentos con grasa, entre otros y, sin embargo, mantienen una lucha eterna con
el peso.
¿Por qué no puedo mantenerme delgado? ¡No bajo de peso a pesar de mi
esfuerzo! Esta situación es lo más común, aunque no parezca así, y lo que no
sabemos es que detrás de todo esto se encuentra el factor de las emociones
negativas, las cuales causan sobrepeso y obesidad.
Sin duda, también tenemos el caso de conocer a muchas
personas con sobrepeso que tienen autoestima alta, y es que ellas han
aprendido a centrarse en sus logros y a enorgullecerse de sí mismas;
definitivamente un trabajo excelente de autoestima.
Aun así, también existe gente que mientras lucha con
los kilos extra, batalla con la autoestima que poseen sobre ellos mismos,
haciendo énfasis en el hecho de que si normalmente recibe comentarios
humillantes hirientes en el lugar donde recibe educación u oficina relacionadas
con su sobrepeso. Esto definitivamente causa ansiedad, depresión, etc.
Según la especialista Lohizune Loroño, comenta que
aquel ser humano que posee pensamientos muy positivos y motivantes en su mente
ayudan a tener una excelente silueta además de beneficiar las relaciones que puedas
tener a nivel general.
Por otra parte, dicha hipótesis asevera que aquellas
personas que por el contrario poseen pensamientos negativos provocan
la acumulación de grasa en su organismo, la cual funciona como una forma de
protección para el mismo.
Si bien es cierto que a unas personas nos cuesta más
que a otros el tener un peso ideal, a veces son situaciones genéticas; pero a
mi juicio, la mente y las emociones son muy poderosas en el ser humano y el
recurrir a la comida para evadir aquellos sentimientos que acumula en su
interior.
Por otra parte, debemos decir qué; lo anteriormente
mencionado no se encarga de erradicar lo que se conserva y genera perturbación
a la persona que pasa por esta situación a la cual hacemos alusión. Por tanto,
es importante que justo al momento de descubrirnos comiendo sin hambre nos
preguntemos: ¿qué emoción me lleva a hacerlo? Porque en situaciones de
preocupación, de estrés, de depresión, tristeza, angustia nos lleva a la
ansiedad, a la gula, y el cuerpo asimila todo lo que ingerimos y lo reserva en él.
Por eso es importante mantener una salud mental,
controlar las emociones negativas, y si es difícil que tú mismo tomes
control de ellas, no está de más acudir a una ayuda médica, que te oriente a
manejar aquellos problemas que te causan emociones negativas, y de esta manera
comenzar a tener una mente y cuerpo sano.