En algunas culturas, la idea de observarse
prolongadamente en un espejo es considerada dañina para la persona. Ante
situaciones de luto familiar, son muchos los que prefieren tapar con sábanas
los espejos del hogar porque según creencias populares se piensa que el alma
del difunto al deambular por el lugar y al no conseguir su reflejo en el espejo
se perturbará y no conseguirá el descanso adecuado. Tal vez de ahí
provenga la idea difundida por el cine, de que los vampiros no se reflejan en
los espejos.
Pueblos aborígenes, prohíben a los niños mirarse
en el espejo hasta que cumplan un año de vida, de lo contrario sufren el riego
de enfermar y morir.
También se cree que romper un espejo perjudicaría a la
persona por siete años y que las novias no deben reflejarse en uno mientras se
colocan su vestido.
En la actualidad, aún hay quienes sienten recelo de
dormir frente a superficies lisas que reflejen su imagen. Las denominadas
filosofías de la nueva eran, específicamente el Feng Shui, han promovido lo
anterior y recomiendan tener especial cuidado en la ubicación de los espejos,
nada de colocarlos frente a una escalera o puerta. Es preferible mantenerlos
fuera de la habitación, dado que en la noche se cree que el alma del durmiente
sale del cuerpo y mientras se refleja la persona no logrará conciliar
adecuadamente el sueño, ni conseguir la depuración de las energías negativas
que se adhieren durante la vigilia, ya que el espejo te devuelve aquello que
refleja.
Lo cierto es que en el ámbito de
la psicología estas creencias arraigadas dan un vuelco mucho más complejo,
algunas personas sienten un temor paralizante ante la idea de reflejarse en un
espejo. Síntomas que van desde escalofríos, miedo, taquicardias,
sudoración, ansiedad, temblores, pasando incluso por la idea de poder llegar a
ver imágenes espectrales en las mencionadas superficies.
Ante estas conductas, se habla de miedo a los espejos
o Eisoptrofobia o catoptrofobia. Se le asocia con un descontrol
psíquico injustificado que genera rechazo a la imagen corporal o a la idea de
ver imágenes desconcertantes.
Es usual en personas con baja autoestima, con
distorsión de su realidad física, también en personas abusadas y maltratadas
verbalmente respecto a su apariencia, o en aquellos que han sufrido graves accidentes
físicos.
Existe otro grupo de personas que padecen este
problema, personas con cierto grado de sensibilidad a lo paranormal, el temor
se afinca en la idea de alcanzar a ver fantasmas (en este caso se habla de una
mezcla de Eisoptrofobia con espectrofobia).
La Eisopfobia es más común en mujeres que en hombres y
puede llevar al suicidio, por lo que es de especial atención atender a tiempo
al paciente.
Comprender que es lo que percibe el paciente cuando se
mira en un espejo, qué siente y lograr exponerlo paulatinamente a su imagen
hasta que la acepte por completo, forma parte de los métodos utilizados en Mi
Psicólogo Getxo.
Evitar mirarse en el espejo
afecta la autoestima, el no aceptarse o solo fijarse en factores como la
obesidad, cicatrices o miedos infundados de cualquier índole crea un velo sobre
la propia realidad.