Aunque la infidelidad se les atribuye históricamente
más a los hombres que a las mujeres, lo cierto es que ellas también
engañan. No sólo por placer, sino más bien por un tema emocional y de
protección, cuando estas escapan a lo que reciben en sus hogares.
Cuando ciertos factores se descuidan en la relación de
pareja y aunado a ello la comunicación falla, es posible que la infidelidad
haga acto de presencia.
En la cultura latina, por ejemplo, es casi visto como
un acto bastante natural que los hombres engañen al menos una vez a su pareja.
Sin embargo, cuando el engaño proviene de la mujer, se juzga y condena esta
acción.
¿Pero qué es lo
que motiva a una mujer a ser infiel?
La tercera persona siempre aparecerá si los problemas
se acumulan en la relación sin conseguir mediar una solución satisfactoria para
ambos.
Cuando una mujer está insatisfecha con su vida en
pareja, su esposo no la valora lo suficiente y además ella es autosuficiente,
surge la posibilidad de que no crea conveniente conformarse a atarse a una
pareja para mantener una imagen ante la sociedad. Intentará obtener en esa otra
persona (el amante) lo que ha perdido o nunca ha obtenido de su relación
actual.
En el matrimonio, producto de la rutina y la confianza
que se desarrolla en la pareja, poco a poco se va perdiendo el erotismo, los
detalles, los momentos especiales y el constante coqueteo, que
irremediablemente es posible que la mujer consiga fuera de su hogar.
Conceptos culturales erróneos, es decir, estereotipos,
hacen ver a la mujer como indefensa, se le percibe como madre, hija, esposa,
pero se olvida que también posee deseo sexual incluso en ocasiones más elevado
que el de los hombres. Fantasías sexuales no satisfechas o decadentes
relaciones sexuales, pueden ser un desencadenante en la infidelidad femenina.
También existen casos en los que las necesidades tanto
afectivas como sexuales se hayan cubierto en el matrimonio, pero la baja
autoestima genera inseguridad, que lleva a la mujer a probar que tan lejos
puede llegar en la conquista del otro y en dejarse cautivar, convirtiéndose en
un peligroso juego donde es más lo que se pierde que lo que se gana.
Los medios de comunicación también son un
condicionante. El feminismo, las llamadas femme fatale, la liberación de la
mujer, donde se compite con hombres en cuanto a estatus y satisfacción, hacen
creer a algunas mujeres que ningún hombre es suficiente para ellas y en esa
constante búsqueda de placer y seguridad, caen en la infidelidad.
Un dato curioso acerca de la infidelidad femenina es
que es mucho más difícil de detectar que la infidelidad cometida por los
hombres. Las mujeres son más discretas y capaces de readaptar sus rutinas sin
descuidar las anteriores. Y también son mucho mejor mintiendo que ellos, la
naturalidad con la que dicen sus mentiras hace a las mismas imperceptibles por
sus parejas.