“Amor con hambre no dura” ¿Será cierta esta
afirmación? Nada es definitivo, todo es relativo en la realidad. Cada persona
es diferente y al vivir en pareja las perspectivas pueden cambiar.
El dinero, es una forma de intercambio de bienes o
servicios. Cada cultura le asigna un valor distinto a la capacidad económica:
poder, honorabilidad, posición, lujo, placer, incluso todas las anteriores. En
el mundo occidental tiene un valor agregado. Las personas manifiestan que el
dinero es tan importante como la vida misma. Por eso al apreciar que escasea el
dinero, el temor se profundiza.
Hombres y mujeres en la actualidad, trabajan para
poder cubrir sus necesidades básicas hasta lograr obtener todas sus
comodidades.
Al decidir vivir junto a alguien y establecerse para
compartir una vida en común, es inevitable poner claras las reglas de
convivencia en lo económico. Aunque no se converse de forma directa,
desde el comienzo se construyen normas subconscientes sobre su manejo.
Hay parejas en las que el hombre es el que trabaja y
cubre los gatos familiares. En otros ambos comparten, y también, aunque menos
común, se da el caso en el que la mujer asume la responsabilidad financiera del
hogar. Siempre que todo se haga de mutuo acuerdo, y exista armonía ante las
decisiones, todo tomará su curso.
Mantener el equilibrio en lo que se da y recibe dentro
de la relación, es una mecánica indispensable para mantener la unión. No
importa que tan grande sea el patrimonio y la prosperidad económica, confrontar
incluso mínimos problemas financieros en la pareja, puede derivar en conflictos.
¿Cómo
sobrellevar la crisis?
El amor en este caso no es la solución, pero si la
llave para lograr el entendimiento y solución ante las dificultades.
En primer lugar, se debe conversar acerca de la
situación para poderla confrontar en conjunto. Es importante sentir el
apoyo del otro ante la adversidad. Además, se debe ser sinceros y manifestar el
problema con todas sus aristas, en muchas circunstancias, una de las partes
oculta la verdad por miedo a perder la relación.
Evadir la confrontación, a la larga puede hacer de
nuestra cotidianidad un caos. Lo que podía haberse resuelto desde el
comienzo, se convierte en un gigante complejo y casi imposible de resolver,
generando conflictos de tal magnitud que puede provocar la separación.
En lo relativo a las cargas y responsabilidades se
sugiere establecer claramente el papel de cada uno en cuanto a todos los
aspectos de la vida en familia, especialmente en las finanzas y
sentimientos. Estos son los elementos más susceptibles en las relaciones.
También se debe cumplir con las obligaciones
responsablemente, estableciendo las prioridades en los gastos. Toda familia
debe ordenar sus finanzas en función de ingresos y gastos, y hacer la
distribución equitativa de las cuentas en el caso de que ambos trabajen. Si
es solo uno el que mantiene el hogar, la comunicación es vital para poder
establecer las necesidades básicas y los límites en las inversiones, para no
llegar a excesos.
No te compares con otras parejas. Cada familia hace lo
mejor que puede por salir adelante y satisfacer sus necesidades. Lo importante
es centrarse y tener la mejor disposición para cualquier situación que se pueda
presentar.
Circunstancias como el desempleo, cambios de trabajos,
muerte de familiares, enfermedades, entre otras pueden perturbar la vida
financiera familiar. El amor, la comunicación y la actitud ante estos
retos pueden hacer la gran diferencia.