¿Has escuchado hablar de la bulimia?
Probablemente sí. Para quienes no lo saben, la bulimia nerviosa es un trastorno
de la conducta alimentaria que afecta a millones de personas, en su mayoría
mujeres jóvenes, y tiene un profundo impacto en la salud mental y física. En
muchas ocasiones, se esconde detrás de una imagen de normalidad, pero sus
consecuencias son devastadoras y silenciosas.
Quizás te estés preguntando, ¿cómo es
posible que la comida, algo tan vital para nuestra supervivencia, se convierta
en la herramienta de una lucha tan dolorosa? Sigue leyendo que aquí te lo vamos
a explicar todo.
Hablemos
de bulimia
Lo primero que debes saber es que es muy
compleja. Se caracteriza por un patrón de alimentación desordenado y
repetitivo. Sus episodios implican comer de forma compulsiva grandes cantidades
de alimentos. Posterior a estos episodios, siempre hay algún tipo de conducta
compensatoria. Estas conductas buscan evitar el aumento de peso, e incluyen el
vómito autoinducido, el uso de laxantes, diuréticos y/o el ejercicio físico
excesivo.
Es importante comprender que la bulimia
no es simplemente un problema de alimentación. Va mucho más allá. Es una
enfermedad mental grave cuyas raíces emocionales son muy profundas. A menudo se
esconde de los demás y se vive en secreto. Quienes la padecen sienten vergüenza
y culpabilidad. Tristemente, esto crea un ciclo destructivo que es difícil de
romper.
Considera esto: la bulimia no es un
problema de fuerza de voluntad. Es una enfermedad con profundas raíces
biológicas, psicológicas y sociales. Requiere tratamiento profesional y un
enfoque integral. Siendo así, vale la pena preguntarse, ¿es la bulimia una
forma de autocastigo?
Atracones
Aunque no lo creas, son pocos los que
saben que los episodios que caracterizan a la bulimia se conocen como
atracones. En estos se consumen grandes cantidades de alimentos de manera
descontrolada.
Pero, ¿qué desencadena un atracón?
Generalmente, el atracón se siente como una pérdida total de control. La
persona consume una cantidad de comida que otros no comerían en un período
similar. La urgencia que se evidencia durante estos episodios es lo más
resaltante. Ocurren en un estado disociativo, donde el individuo se desconecta
de su entorno.
Los atracones suelen ser una experiencia
dolorosa y angustiante, es decir, no hay ningún tipo de disfrute o satisfacción
en ellos. El alimento se ingiere a gran velocidad y sin saborearlo. Este
comportamiento se origina, en la mayoría de los casos, por un vacío emocional.
¿No es triste ver cómo el alimento se convierte en un mecanismo para llenar un
vacío emocional?
¿Cómo
saber si alguien tiene bulimia nerviosa?
Definitivamente, identificar si se
padece bulimia resulta sumamente difícil. Quienes la padecen no suelen tener un
peso por debajo del promedio, lo cual permite mantener la enfermedad oculta. Sin
embargo, hay signos físicos que puedan proporcionarnos pistas, tales como la
inflamación de las glándulas salivales, las lesiones en el dorso de los nudillos,
dolor de garganta y los daños en el esmalte dental causados por el ácido
gástrico.
A nivel psicológico, la persona con
bulimia experimenta una preocupación obsesiva. La figura corporal es el centro
de sus pensamientos. Experimenta variaciones de peso y fatiga. ¿Cómo se vive
con el constante miedo a engordar? Es un auténtico suplicio.
Además, la bulimia nerviosa no viene
sola, sino que, con frecuencia, puede estar acompañada de otros trastornos. La
depresión, la ansiedad y los trastornos de personalidad son los más comunes. Es
una enfermedad mental con ramificaciones físicas y psicológicas que impactan en
la vida diaria.
Bulimia
y autoestima: un círculo vicioso
La relación entre bulimia y autoestima
es complicada. Los especialistas coinciden en que la mayoría de las personas
que desarrollan bulimia lo hacen debido a una baja autoestima. El desprecio
hacia su propio cuerpo y la insatisfacción con su figura son motivos comunes.
La bulimia, a su vez, refuerza esta baja autoestima. Los atracones y los
comportamientos compensatorios generan sentimientos de vergüenza y fracaso. ¿No
crees que resulte paradójico que un intento de controlar el peso termine en una
pérdida total de control sobre la propia vida?
La autoestima es el termómetro de la
apariencia física. Las personas con bulimia vinculan su valor personal a su
peso. Si su peso fluctúa, su autoestima se desmorona. Este es un ciclo
destructivo difícil de romper. La persona se siente atrapada en su cuerpo y en
sus inseguridades. En consecuencia, no resulta extraño que la bulimia y la
depresión vayan de la mano.
Así mismo, existen factores de riesgo,
especialmente en el mundo de hoy. El rechazo social y el perfeccionismo son los
más resaltantes. La presión por encajar en los estándares de belleza
idealizados alimenta la bulimia. La persona siente que no es lo suficientemente
buena. Tomando en cuenta esto, no podemos evitar preguntarnos ¿cómo alguien
puede sentirse lo suficientemente bueno si su valor se basa en algo tan
superficial como la belleza física?
Consejos
para superar la bulimia nerviosa
Probablemente te cuestionas acerca de,
¿qué se puede hacer para derrotar a la bulimia? Lo primero que debemos decirte
es que para ello se requiere de un enfoque integral. Se necesita un equipo de
profesionales, como nutricionistas, psicólogos y médicos. El apoyo de amigos y
familiares es también fundamental. Es de vital importancia reconocer que se
necesita ayuda. Este es un paso valiente y difícil. Es la primera señal de que
la persona quiere romper el ciclo.
Así mismo, hay que prestar atención a la relación con la comida. Se deben
desmantelar los pensamientos obsesivos. Ahora bien, esto no es fácil, pero se
puede lograr. El objetivo es dejar de ver la comida como un enemigo. Se busca
encontrar un equilibrio emocional. ¿No es el momento de empezar a ver la comida
como el combustible que ayuda a disfrutar la vida?
Otro elemento fundamental es la terapia
psicológica. La terapia cognitivo-conductual es una de las más utilizadas, ya
que ayuda a identificar y cambiar los pensamientos y comportamientos dañinos.
Permite aprender a manejar el estrés y las emociones sin recurrir a la comida. Igualmente,
ayuda a sanar las heridas emocionales que llevaron al trastorno alimentario. Se
trabaja la autoestima y la imagen corporal. En resumen, la sanación emocional es
el verdadero camino hacia la recuperación.
Además de esto, el apoyo social también
es fundamental. Hablar con alguien de confianza es vital. Un grupo de apoyo
puede ser una gran herramienta. La recuperación no se trata de dejar de comer o
de controlar los atracones. Se trata de sanar la relación con uno mismo.
Como puedes ver, la recuperación es
posible, pero requiere tiempo y esfuerzo. Es un proceso de auto-descubrimiento
y crecimiento personal. La bulimia nerviosa es un desafío. Pero cada paso que
se da hacia la recuperación es una victoria. La persona aprende a valorarse a
sí misma por lo que es. Deja de basar su valía en su peso o en su figura. Se
libera de la prisión del perfeccionismo. El camino es largo y hay recaídas,
pero cada paso cuenta. Vale reflexionar: la vida es más valiosa que un número
en una balanza.