El RECHAZO

 Los seres humanos somos seres de “comunidad”, por ende el sentimiento de pertenencia a un grupo es importante. 

Desde la niñez vamos perfilando la conexión con otras personas, y la expresión de nuestro ser es el encargado de atraer o repeler las rupturas de las relaciones. 

El esmero para realzar la belleza corporal, adoptar ciertos comportamientos y evitar otros, nutrir nuestra espiritualidad, estudiar una carrera universitaria, entre otros, lo amalgamamos para mostrarnos al mundo, y así evitar estar solos o ser rechazados.



Mismidad Vs otredad

Debemos partir del punto de la mismidad y la otredad. 

La primera es la conciencia de mí, lo que soy (más allá del nombre), y la otredad es el concepto del otro, que compartiendo la misma energía es complejamente distinto. 

Una relación de cualquier índole, se establece por similitudes y afinidades, otros apuntarían a la causalidad y elementos comunes que nos hacen coincidir en esa dinámica de mantener o enriquecer una conexión.

¿Pero qué sucede cuando ese balance natural de lo que deseo, y lo que los demás esperan de mí no se acopla? Es cuando opera en la mente, cuerpo y corazón “el miedo”.   

El rechazo “es natural”, (desde la esencia primaria animal, al unirnos en manadas y perfilarnos como líderes o seguidores). 

Ahora, el problema no se centra en cómo evitar a toda costa esta realidad, sino en qué actitud asumimos; ya que la misma debería provenir de las experiencias de vida acumuladas, y cómo cada ser afronta quién es y lo que hace. 

La predisposición 

En cualquier aspecto de nuestra vida podemos ser echados a un lado. Y tomar conciencia de esa posibilidad nos aliviana la ansiedad y nos permite accionar positivamente. 

Si actuamos con la premisa de que “la autovaloración es baja”, posiblemente siempre nos percibiremos como candidatos a fracasar. 

Frases como: ¡No sirvo para nada!, ¡sabía que no lo iba a hacer bien!, ¡como siempre equivocándome!, ¡no nací para tener pareja! Nos crean una cortina ficticia de protección, pero verdaderamente esta es la cara visible del auto sabotaje.

¡En cuanto dejemos de hacerlo, seremos aceptados por los demás!



Respuesta al rechazo

Si analizamos la posibilidad de ser rechazados, desde una óptica más positiva (como una oportunidad para evolucionar) y no como un siniestro de mala suerte y predisposición, solo así tendremos la oportunidad de llevar una existencia más placentera. 

Para ellos debemos cerrarnos a actitudes obtusas, en las que nos irrespetarnos y pretendemos complacer a otros.

En este sentido, la naturaleza del rechazo (afectivo, social, laboral) establece elementos determinantes para crecer como individuos, pero es bueno recordar que el equilibrio en las decisiones garantizará una vida más satisfactoria.

En conclusión

Recuerda que nada ganas con predisponerte antes de una “posible” situación de rechazo.  Ya que es bien sabido que a nadie le gusta ser menospreciado, algunas veces esto será inevitable. 

Vivirlo, aceptarlo y aprender de cada circunstancia adversa, nos ayudará a salir victoriosos de esta realidad, sin caer en depresiones, angustias o sufrir traumas que nos priven de ser felices e intentarlo de nuevo.