¿Eres más feliz ahora en la era digital
que antes? Una pregunta difícil de responder. Podemos decir que la vida en la
actualidad es una paradoja, pues gracias a la tecnología podemos conectarnos
con personas que están muy lejos, accedemos a una gran cantidad de información
y podemos compartir cada momento que vivimos. Sin embargo, al mismo tiempo, nos sumerge en
una marea de ansiedad, una nueva forma de inquietud que parece crecer con cada
"me gusta", cada "compartir" y cada historia efímera. Te
estamos hablando del FOMO, ese miedo a perderse algo, la ansiedad que se
actualiza con cada 'scroll' infinito.
El FOMO es mucho más que una simple
curiosidad; es una angustia persistente. ¿Cuántas veces has sentido la
necesidad de revisar tu teléfono, aunque no esperes nada en concreto? ¿Esa
sensación de que algo emocionante podría estar pasando en este mismo instante,
y tú no eres parte de ello? Este sentimiento se ha convertido en una sombra que
nos persigue, un eco constante en nuestra mente. Veámoslo más a fondo.
Conociendo
al FOMO
El término FOMO, que se traduce del
inglés como Fear Of Missing Out, es un fenómeno psicológico caracterizado por
la aprensión de no estar al tanto de los eventos o experiencias sociales que
otros podrían estar viviendo. Te sorprenderá saber que siempre ha existido,
pero la velocidad de la comunicación en línea lo ha amplificado a niveles nunca
antes vistos. Antes, la información viajaba lentamente; hoy, cualquier evento
se vuelve viral en segundos.
Ahora bien, esta aprensión no es exclusiva
de la vida social, sino que puede extenderse mucho más allá, como a
oportunidades laborales, inversiones, o incluso te puede invadir la sensación
de no estar al tanto de las últimas tendencias. Se trata de una ansiedad
generada al creer que otras personas están teniendo experiencias más
gratificantes que uno mismo. Y esta creencia, que a menudo es una ilusión, se
alimenta de la constante exposición de vidas ajenas.
Como todos los fenómenos relacionados
con la era digital, el FOMO no distingue de edad, profesión o género. Es
universal. Pero, te has preguntado, ¿por qué somos tan susceptibles a este
miedo? La respuesta podría estar en cómo nuestro cerebro procesa las
recompensas. Cuando vemos que otros disfrutan de algo, nuestro cerebro lo
interpreta como una pérdida potencial, lo cual nos impulsa a buscar esa misma
recompensa.
Las
redes sociales: origen del FOMO
Como escribimos antes, este temor ya
existía. Sin embargo, las redes sociales lo han posicionado en un primer plano.
Son el escenario perfecto para que el FOMO florezca. ¿Cómo no sentir que te
pierdes algo cuando cada 'post' es un escaparate de la vida perfecta de alguien
más? Las redes sociales no solo nos informan de los eventos, sino que los presentan
de una manera inigualable.
En este sentido, las plataformas de
redes sociales están diseñadas para mantenernos conectados, pero también para
compararnos constantemente. Vemos fotos de vacaciones espectaculares, fiestas
con amigos, logros profesionales, y tendemos a olvidar la realidad. ¿Qué sucede
con las horas de trabajo, los momentos de aburrimiento o las pequeñas
frustraciones? Esas imágenes no se publican, y la realidad es que la mayoría de
las vidas no son tan perfectas como muchos quieren aparentar.
La comparación social en línea
indudablemente fomenta el FOMO. Nos expone a una versión filtrada y editada de
la vida de los demás. Esta versión idealizada se convierte en el estándar
contra el que medimos nuestras propias vidas. La necesidad de encajar y de pertenecer
es una de las necesidades más profundas del ser humano, y las redes sociales lo
saben y la explotan al máximo.
¿Tengo
FOMO o soy propenso a padecerlo?
Si no conocías el FOMO, probablemente te
estarás haciendo esa pregunta. Con respecto a esto podemos decirte que darle
respuesta no se trata de un diagnóstico, sino de una forma de autoconocimiento.
¿Te has visto revisando constantemente tu teléfono, incluso si no recibes
notificaciones?, ¿has aceptado invitaciones a eventos a los que en realidad no
querías ir, solo para no sentir que te los perdías? Estas son algunas de las
preguntas que te pueden servir de guía.
Inicialmente, el FOMO puede manifestarse
en el miedo a decir "no". Decir que no a un plan social, a una
oportunidad de carrera, o incluso a una nueva tendencia, puede generarte una
profunda sensación de ansiedad. Y esta sensación a menudo se ve magnificada por
la idea de que ese "no" te está alejando de algo importante. ¿Será
que la vida de los demás, vista a través de una pantalla, nos parece más
interesante que la nuestra?
Otra señal es el constante deseo de
estar al tanto de todo. ¿Tienes múltiples aplicaciones abiertas, revisando las
noticias, las redes sociales y los mensajes al mismo tiempo? Esta necesidad de
estar hiperconectado puede ser una manifestación del FOMO. En conclusión, es
una lucha constante por mantenerse a la par, por no perder el ritmo, en un
mundo que se mueve a una velocidad vertiginosa.
Tips
para superarlo
La idea no es sólo conocer más sobre el
FOMO, sino también saber cómo hacerle frente. Es importante que tengas en
cuenta que no es una enfermedad, sino una manifestación de nuestra relación con
el entorno digital. Superarlo no implica que te desconectes por completo, sino
que aprendas a redefinir esa relación de una manera más saludable. Se trata de
que recuperes el control y te centres en lo realmente importante. Puedes
empezar por ser consciente de tus propios hábitos.
Observa cómo usas tu teléfono y responde
las siguientes preguntas: ¿Revisas las redes sociales sin un propósito claro?,
¿dedicas más tiempo a mirar la vida de los demás que a vivir la tuya propia?
Que identifiques estos patrones es el primer paso. Como ya te lo mencionamos, el
objetivo no es la desconexión total, sino una conexión consciente. Se trata de
que sepas elegir cuándo y cómo conectarte, en lugar de hacerlo por inercia o
por miedo.
Otro enfoque es la gratitud. En lugar de
compararte con los demás, céntrate en lo que tienes. ¿Qué te hace feliz?, ¿qué
experiencias has tenido que son significativas para ti? Este cambio de
perspectiva puede reducir la presión de estar "al día" y te permite
valorar lo que ya tienes. Te ayudará a entender que la vida no es una carrera
de experiencias, sino una colección de momentos.
En resumidas cuentas, el FOMO es el
síntoma de una sociedad que valora la cantidad de experiencias por encima de su
calidad. Aprender a disfrutar de la quietud, de los momentos de soledad, y de
las experiencias "pequeñas" puede ser una forma de contrarrestar el
FOMO. Debemos estar claros que la felicidad propia no está en lo que otros
hacen, sino en lo que uno mismo elige vivir.
A pesar de que el miedo a perderse algo
siempre ha existido, ahora la tecnología nos ofrece un portal ilimitado a las
vidas de los demás. La clave no es cerrar el portal, sino aprender a usarlo de
una manera que beneficie nuestra salud mental. El FOMO es una batalla
constante, pero la conciencia y la elección pueden ayudarnos a ganarla.