La palabra “altruismo” nace en 1851 cuando el filósofo
Augusto Comte aporto el término como un opuesto al egoísmo.
Berkowitz y Macaulay en el año de 1970 definen a la
persona altruista como un individuo que mantiene una conducta necesaria y
voluntaria para el bien de la humanidad, sin esperar nada a cambio.
Por su parte, D.G. Myers en 1995 precisó al altruismo
como el interés de ayudar a otros sin esperar recompensa y a la consagración
hacia las personas sin importar las necesidades propias.
La importancia
del altruismo:
El altruismo omite el interés a la hora de dar. El
altruista es una persona generosa que piensa en los demás y no sólo en su
bienestar a nivel propio. El altruismo expresa el respaldo de una persona que
observa el mundo que le envuelve y no es indiferente ante los asuntos de ayuda
social. El altruismo puede implementarse en personas conocidas, es decir, con
amigos, conocidos y familiares.
El altruismo nos permitirá poner demarcaciones al ego
que todos poseemos dentro para asumir un compromiso social y pensar en el
bienestar de los demás. El altruismo muestra el modo de quien sabe preferir las
necesidades de los demás a las propias en incuestionables situaciones. Las
personas altruistas son desprendidas, efectivas, cordiales, cercanas, potentes
y tienen un gran ánimo de lucha y de metamorfosis social.
En este sentido, conozcamos las características de una
persona altruista:
-Son individuos que están pendientes a las necesidades
de los demás, pretendiendo satisfacerlas sin necesidad de que la otra persona
se lo solicite.
-No son personas ni competitivas ni ambiciosas.
-Se apresuran por prestar auxilio a los demás; son
personas muy cuidadosas en el trato hacia otros individuos.
-Son condescendientes y nunca critican ni califican
con crueldad a nadie.
-No les gusta llamar la atención.
-Tienen mucho aguante y gran tolerancia a situaciones
incomodas.
-No son sarcásticos ni presumidos.
-Son moralistas, honrados y dignos de confianza.
-Son ingenuos y mansos.
-No desconfían de las personas a las cuales les
entregan sus servicios.
Aspectos negativos
del altruismo:
El altruismo se vuelve destructivo cuando se vuelven
obsesivos queriendo ayudar a otros aun sin necesitarlo. Por otra parte, la
persona altruista en extremo se olvida de sí misma y se vuelven propensos a la
tristeza y depresión.
Por otra parte, expertos en la materia afirman que el
altruismo puede ser normal, o patológicamente narcisista y/o
masoquista. En este sentido, las personas altruistas normales, reconocen y
respetan los deseos autónomos del objeto y disfrutan contribuyendo a su placer
o éxito.
Por otra parte, el altruismo
parental maduro involucra a la potencialidad de diferenciar entre lo que el
niño quiere y lo que el niño verdaderamente precisa. Este altruismo parental
normal se mantiene en la capacidad del progenitor para soportar el forzoso
ataque del niño cuando se truncan sus deseos por un buen motivo que es evidente
para el progenitor, pero no para el niño. Estamos planteando también que esta
forma normal de altruismo adulto maduro es la beneficiaria en el progreso del
protoaltruismo infantil precoz.