¿CÓMO NOS MARCA NUESTRA INFANCIA?

Todos los adultos debemos convencernos a nosotros mismos para acostarnos, o ir al trabajo. Nosotros mismos nos debemos apoyar, reprochar, motivar y alabar. Al hacerlo, nos tratamos de la misma forma que nos trataban las personas de nuestra familia durante la infancia: de modo constructivo o destructivo, comprensivo o refunfuñón, con amor o violencia. La impronta recibida durante la infancia es el núcleo, la semilla del ambiente que creamos en nosotros mismos como adultos, en las relaciones como los demás y en nuestra vida en general.




¡Qué bonito sería si todos fuéramos capaces de desarrollar una energía vital desde un núcleo tan sano, de ser el mejor ayudante de nosotros mismos y de contagiar a otras personas con nuestro optimismo! Pero he aquí la buena noticia: es posible recuperar esa semilla sana incluso en el caso de que nuestra biografía no sea precisamente muy afortunada. Podemos desarrollar a diario condiciones para crear permanentemente nuevas oportunidades de futuro. Desgraciadamente, en nuestros días hay muchos adultos con experiencia en psicología que se aprovechan de sus muchos y sin duda muy importantes conocimientos acerca de las relaciones entre las experiencias de la infancia y el desarrollo de la personalidad, como coartada para no tener que cambiar. Están repitiendo siempre la historia de que "soy así por mis padres". Sin embargo, no hay razón para quedarse en esa jaula mental que contiene patrones de los problemas de nuestra infancia.




En Mi Psicólogo Getxo llevamos muchos años trabajando con un enfoque especialmente efectivo que facilita el desarrollo de la propia personalidad y que permite vivirla. Este enfoque terapéutico facilita a corto plazo una revisión de la historia familiar y vital especialmente profunda y eficaz en relativamente poco tiempo.