¿Qué circunstancias exhortan a las personas a ayudar o
a no hacerlo? ¿Cómo y por qué la ayuda está influida por el número de conducta
de otros espectadores? ¿Por los estados de ánimo? ¿Por rasgos y valores?
1. Número de
espectadores
Cuantos más espectadores tenga la víctima, menos
probabilidades de obtener ayuda.
Pero, ¿por qué las personas a veces inhiben la ayuda?
Conforme aumenta el número de espectadores, cualquiera de ellos tiene menos
probabilidad de percatarse del incidente, menos probabilidad de interpretar el
incidente como un problema o emergencia y menos probabilidad de asumir
responsabilidad para hacer algo al respecto.
Imagínese que está en el trabajo y comienza a salir
humo, es más probable que si estáis muchos en la oficina cada uno esté centrado
en su trabajo y no se percate de lo que está ocurriendo, pero en un grupo
pequeño es más probable que sean conscientes del hecho. Por otra parte, y una
vez que uno se percata de un evento poco ambiguo, ha de interpretarlo. Aunque
esté en ese cuarto lleno de humo, no querrá avergonzarse al parecer nervioso,
echará un vistazo a los demás y si éstos parecen tranquilos continuarás con tu
trabajo.
Cuando las emergencias eran muy claras, aquellas en
grupos tenían ligeramente menor probabilidad de ayudar que los que estaban
solos, Sin embargo, cuando las emergencias eran algo ambiguas, las personas en
grupos tenían mucha menos probabilidad de ayudar que los que estaban solos.
Esta es la razón por la que la gente de la ciudad con frecuencia ayuda menos
que la gente de campo. La fatiga de la compasión y la sobrecarga emocional de
encontrar a tanta gente en necesidad restringe aún más la ayuda en las ciudades
grandes en todo el mundo.
2. Ayudar cuando alguien más lo hace
La evidencia es clara, los modelos prosociales
promueven el altruismo. Presentamos un par de ejemplos:
- Según varios estudios, los adultos estamos más
dispuestos a donar sangre si se lo solicitaban luego de haber observado a otra
persona donar.
-Existe una mayor probabilidad de dar dinero en un
bote de un mendigo si acabamos de ver a alguien hacer lo mismo.
3. Presiones de tiempo
Tal y como indica el título, una persona sin prisa
puede detenerse y ofrecer ayuda a una persona en problemas. Una persona con
prisa es probable que siga su camino.
La conducta estaba más influida por el contexto que
por la convicción, ya que estas personas al ir con prisa no disponían tampoco
de tiempo para conectar con la persona en peligro y por lo tanto de captar sus
necesidades y ser, en consecuencia, empáticos con ellos.
4. Similitud
Mostramos mayor empatía y somos más serviciales hacia
quienes son similares a nosotros. A este sesgo se le conoce como "sesgo de
similitud" y se aplica tanto a la vestimenta como a las creencias.
¿La tendencia hacia la similitud se extiende también a
la raza? Pocas personas quieren parecer como discriminadoras. Entonces, tal
vez, la gente favorece a su propia raza, pero mantiene este sesgo en secreto
para perseverar una imagen positiva. Si es así, el sesgo de la misma raza
debería aparecer sólo cuando la gente pueda atribuir el fracaso de la ayuda a
factores distintos a los de la raza. Esto es lo que sucedió en experimentos
hechos por Samuel Gaertner y John Dovidio (1977-1986). Mujeres blancas estaban
menos dispuestas a ayudar a una mujer negra que a una blanca angustiada si su
responsabilidad se podía diluir entre los transeúntes ("yo no ayudé porque
había otros que podían hacerlo"). Cuando no había otras personas, las
mujeres eran igualmente serviciales con mujeres negras y blancas.