Los maestros esperan más de ciertos estudiantes que de
otros. Quizás usted haya notado esto, si algún hermano o hermana lo ha
procedido en la escuela, o después de que le asignaron una etiqueta como
"superdotado" o "con problemas de aprendizaje", o
posteriormente a ser ubicado entre los estudiantes con mayores habilidades o
habilidades promedio. Tal vez alguna conversación en la sala de descanso para
profesores hizo crecer su reputación. O quizás su nuevo maestro escudriñó
su archivo escolar o descubrió la posición social de su familia. ¿Estas
expectativas afectan el desempeño de los alumnos? Está claro que las
evaluaciones de los mentores se correlacionan con el aprovechamiento de los
educandos: aquéllos tienen una buena opinión de los jóvenes que tienen éxito.
Esto se debe, principalmente, a que los maestros perciben con exactitud las
habilidades y logros de sus estudiantes.
Pero, ¿alguna vez las evaluaciones son la causa, así
como la consecuencia, del desempeño de los alumnos? Sí. No solo un alto
desempeño es seguido por una mayor calificación del profesor, sino también a la
inversa.
¿Podríamos probar este "efecto de las expectativas
del maestro" de manera experimental?
Un grupo de niños, fueron seleccionados de manera
aleatoria en una escuela primaria. Se les indicó a los profesores que estos
niños estaban a punto de tener un brote intelectual impresionante. En
consecuencia, tuvieron un importante incremento cuando se calificó su Cociente
Intelectual (CI).
Este impresionante resultado sugirió que los problemas
escolares de los niños "en desventaja" probablemente reflejan las
bajas expectativas de los profesores.
Parece que la confianza elevada impulsa a quienes
tienen un bajo desempeño, para quienes la actitud positiva de un profesor puede
ser una esperanzadora bocanada de aire fresco. ¿Cómo se transmite este tipo de
expectativas? Los maestros observan, sonríen y asienten más a los
"estudiantes con un alto potencial". También tienden a enseñar más
cosas a estos alumnos, a establecer metas más altas, a ponerles mayor atención
y a darles más tiempo para responder. A pesar de que los profesores creen que pueden
disimular sus sentimientos, los alumnos son sumamente sensibles a sus
expresiones faciales y movimientos corporales.
Y ¿qué pasa sobre el efecto de los estudiantes sobre
los alumnos? Si por ejemplo ha iniciado un curso y escucha que " que el
profesor Iñaki es interesante" y que "el profesor Jon es
aburrido". Resulta que este tipo de expectativas puede afectar tanto al
alumno como al profesor. En un experimento, un grupo de alumnos que esperaba
que su mentor fuera excelente, lo percibieron más competente e interesante que
otro conjunto de estudiantes con poca confianza. Además, de hecho, aprendieron
más.
Como conclusión indicar que las actitudes que el grupo
tiene hacia el maestro, son tan importantes como las actitudes del educador
hacia los alumnos.