INFLUENCIA DE LA PUBLICIDAD


Suecia, Italia, Grecia, Bélgica, Dinamarca e Irlanda imponen restricciones a la publicidad dirigida a los niños, y en otros países europeos se discute sobre hacer otro tanto. En Estados Unidos, anualmente, el infante promedio ve 20.000 comerciales. De hecho, hace 20 años, los chicos tomaban dos veces más leche que bebidas gaseosas. Debido a la publicidad, ahora la proporción se invirtió. 




En respuesta, los investigadores han estudiado cómo inmunizar a los niños pequeños contra los efectos de los comerciales de televisión. Los análisis estuvieron impulsados, en parte, por estudios en los que se muestra que los niños, sobre todos los menores de ocho años:
- Tienen dificultades para distinguir entre los comerciales y los programas y no captan la intención persuasiva.
- Confían indiscriminadamente en la publicidad televisiva.
- Desean los productos anunciados y acosan a sus padres para que los compren.




Al parecer, los niños son el sueño de los publicistas: crédulos, vulnerables y fáciles de convencer. Entre tanto, los investigadores se han preguntado si es posible enseñar a los niños a resistir los anuncios engañosos. En tal empeño, se dieron tres charlas de media hora sobre análisis de comerciales a grupos pequeños de primaria. Los chicos fueron vacunados a través de ver y comentar la publicidad. Por ejemplo, después de observar el anuncio de un juguete se les daba de inmediato este producto y se les exhortaba a que hicieran lo que acababan de ver en el comercial. Estas experiencias sirvieron para fomentar un conocimiento más realista de lo que se veía en la publicidad.

La mejor manera de fomentar la resistencia al lavado de cerebro de los comerciales no es fortalecer las creencias que uno tiene. Los padres debieran de enseñarles sobre la publicidad y prepararlos para rebatir los llamamientos persuasivos.