¿Es la autoestima la suma de todos nuestros
esquemas y posibles yos? Si nos consideramos a nosotros mismos atractivos,
atléticos, inteligentes y destinados a ser ricos y amados, ¿tendremos una alta
autoestima? Esto es verdad, especialmente en las áreas importantes de la
valoración personal. Una persona puede tener una autoestima que sea altamente
compatible con un buen desempeño escolar y el hecho de ser físicamente
atractiva, mientras que otra puede tener una autoestima compaginable con ser
amada por Dios y con principios morales. La primera, entonces, tendrá una alta
consideración de sí misma cuando la hagan sentir inteligente y atractiva, y la
segunda, cuando la reconozcan como un ser moral.
Sin embargo, la causa también ocurre a la
inversa. Quienes se autovaloran de una manera general (aquellos con una alta
autoestima) tienden a más a apreciar su apariencia, habilidades, etc. Son como
nuevos padres que, como aman a su bebé, se deleitan con los dedos de sus manos
y los pies y con su cabello (no evalúan primero los dedos y después deciden qué
valor darle al niño entero).
Por otra parte, al enfrentar el fracaso, los
individuos con alta autoestima mantienen su valía personal al percibir a otras
personas en la misma situación, y al exagerar su superioridad sobre los demás.
Cuanta más activación fisiológica tengan las personas después de un fracaso,
mayores son las probabilidades de que justifiquen esta situación con
atribuciones autoprotectoras.
¿Tiene usted un hermano
del mismo género y que sea casi de su edad? Si es así, es probable que se
tendiera a compararlos mientras crecían. La percepción de la gente de que
alguno de los dos es más capaz que el otro motivará al que tiene menos
capacidades a actuar de manera que pueda mantener su autoestima. Las personas
que tienen un hermano con habilidades notablemente diferentes generalmente
recuerdan no llevarse bien con él; los que tienen un hermano con habilidades
similares propenden a recordar menores fricciones.
El éxito de los amigos también puede ser amenazante
para la autoestima, más que el de extraños. Lo mismo puede ocurrir entre
parejas casadas. Incluso, cuando los intereses compartidos son saludables, las
metas profesionales idénticas pueden producir tensión o celos. De manera
similar, los individuos se sienten más celosos de un rival romántico cuyos
logros se encuentran en el terreno de sus propias aspiraciones.
¿Qué fundamenta a la motivación para mantener o
incrementar la autoestima? Las relaciones permiten la supervivencia y la
prosperidad. Así, el mediador de la autoestima nos alerta ante la amenaza del
rechazo social y nos motiva a actuar con mayor sensibilidad ante las
expectativas de los demás. Algunos estudios confirman que el rechazo social
disminuye la alta valoración personal y fortalece nuestra necesidad de
aprobación. Sin embargo, siempre se puede subsanar una autoestima rota.