Si en algún momento has experimentado la sensación de
calambres en alguno de tus miembros superiores, bien sea por exceso de trabajo
muscular o por mala circulación, y has querido controlar sus movimientos pero
te ha resultado imposible, entonces imagina solo por un momento que tu
mano cobre vida propia y actúe sin tu consentimiento de manera repetitiva,
abriendo puertas, apagando las luces, acariciando tu cabello en medio de la
noche, o incluso agrediéndote, y lo peor, sin cura alguna a tal mal, sin
masaje, pastilla o ejercicio que evite que la o las situaciones se repitan.
Lo creas o no, un pequeño número de personas en el
planeta padecen de esta peculiar circunstancia que en algunos casos puede
apartar al paciente de su entorno para resguardo de su vida.
Síndrome de la mano alienada, mano ajena, mano
intrusa, extranjera, o síndrome del Dr. Strangelove, en un trastorno
neurológico producido por una lesión en el cuerpo calloso del cerebro, que
afecta la movilidad en una de las extremidades superiores. Aunque también se
conocen casos donde lesiones en otras regiones cerebrales pueden desencadenar
la enfermedad.
La primera vez que se estudió este síndrome fue en
1908, gracias al Dr. Kurt Goldstein, quien observó que pacientes sometidos a
cortes en el cuerpo calloso cerebral llamada comisurotomía (procedimiento
quirúrgico útil para controlar la epilepsia), lo padecían.
La persona que lo padece pierde la voluntad sobre una
de las manos, no pudiendo controlar las acciones que esta realiza.
También se conoce que pacientes que han sufrido
accidentes con traumatismos cerebrales fuertes e infecciones también pueden
padecer este síndrome.
Quienes padecen
de este síndrome aseguran que:
La mano en cuestión es capaz de ejecutar tareas
sencillas desde movimientos espasmódicos, hasta tareas más meticulosas como
desabotonar camisas.
El paciente no es consciente de lo que ocurre, hasta
que la mano efectúa acciones que la persona percibe como, por ejemplo, golpear
a la persona o moverse violentamente frente a al rostro del propio paciente.
Tratamiento
Por el momento no se conoce cura para el Síndrome de
la Mano Intrusa, sin embrago el paliativo consiste en mantener a la mano
ocupada con alguna tarea sencilla, como por ejemplo una pelota anti-estrés, o
moldear plastilina.
Casos clínicos
El primer caso conocido fue el de una mujer que llegó
a ser paciente del neurocirujano Kurt Golstein, quien sufrió un infarto que
afectó el lado izquierdo de su cuerpo, siendo su brazo el mayor afectado.
Posterior al infarto empezó a observar que su brazo
izquierdo efectuaba acciones que ella no controlaba, como tomar objetos y no
poder soltarlos luego.
También se conoce el caso del “Bebé Joseph”, el nombre
que le colocó una paciente a su mano luego de empezar a padecer el síndrome, en
este caso la mano constantemente pellizcaba los pezones de la
paciente.
Dato curioso
Otros pacientes aseguran que la mano afectada es capaz
de abrir y cerrar puertas, desvestirlos, abofetearlos, e incluso quitar el
cigarrillo de la boca de la persona y lanzarlo al suelo como si se tratara de
alguien a quien le incomoda el humo.