¿Te preocupas cuándo olvidas el cargador de tu móvil y
tienes sudores fríos si tu teléfono marca batería baja?, ¿al llegar a un lugar
ubicas rápidamente el enchufe, te aseguras de cargar una y otra vez la batería,
llevas siempre contigo un cargador portátil? Si te identificaste con alguna
de las anteriores, entonces estas sufriendo del síndrome de la batería baja,
una nueva modalidad de estrés tecnológico que afecta a usuarios de telefonía
móvil sin importar la edad.
Y es que una famosa empresa de telefonía móvil en los
Estados Unidos, efectuó una entrevista a más de 2000 personas, constatando que
nueve de cada diez personas padecen ansiedad al darse cuenta de que su móvil
llega a 20% de batería y peor aún, cuando el mismo se apaga.
Y es que el móvil se ha convertido en un instrumento
esencial para la vida diaria, al punto de que entre otros datos que arrojó el
estudio indica que muchas personas preferirían no salir de sus casas o dejar de
lado tareas importantes para ellos si su móvil necesita cargar la batería, y muchos
otros aseguraron entrar en pánico y enviar mensajes a sus contactos para
indicarles que si no responden a tiempo se debe a que están sin batería.
¿Amenaza real o
ficticia?
Quienes padecen este síndrome indican que sin el móvil
están desprotegidos. La sensación de angustia deriva en no lograr comunicarse a
tiempo con los amigos, o informar a la familia a cerca de las actividades y
lugares en los que se encuentra la persona.
En los más jóvenes la ansiedad gira en torno a no
poder publicar al instante selfies y estados, o no poder comunicarse con la
pareja. Otros aseguran entrar en total estrés si están atendiendo una
llamada y esta se interrumpe sin que de tiempo de informar de que el móvil
tiene poca batería.
Para aquellos cuyos trabajos les exigen constante
comunicación y dependencia de internet, el quedarse sin batería les hace sentir
que ponen en riesgo sus empleos o que tendrán problemas con el jefe.
Lo cierto es que aun cuando no se considera a este
síndrome como una amenaza psicológica digna de ser estudiada, es una condición
que se expande como si fuera un virus, y se relaciona con la Nomofobia (tener
el teléfono en la mano), o la adicción a las redes sociales, o a los juegos
móviles.
Ante todo, se debe recordar que el mundo no se detiene
por no atender una llamada a tiempo.
Hoy en día la mayoría de centros comerciales y en
general los lugares públicos, han comprendido la ansiedad de sus clientes y por
ello han habilitado múltiples fuentes eléctricas para que sus usuarios puedan
mantener la calma y evitar el nefasto mensaje de ¡Batería baja!