Todos tenemos un color favorito, incluso más de uno.
También es posible que, al referirnos a nuestro estado de ánimo, relacionemos
los sentimientos o emociones con colores. Usamos negro o gris si estamos
deprimidos, amarillo si estamos alegres y rojo cuando estamos enamorados. Hay
quienes deciden asignarle colores específicos a sus parejas o amigos (según
como les recuerden emocionalmente).
“Vivir la vida en colores!” “No todo es blanco y
negro” o “ponte a tono con la vida”, con frecuencia son frases que solemos
escuchar. También expresiones como: “se puso rojo como un tomate” para indicar
vergüenza, o “estás verde” para referirse a personas que se sienten enfermas.
Pero ¿Qué sucede cuando la vida no se concibe en
colores, cuando por el simple hecho de observar uno en específico nos surge
asco, angustia, rabia?

En estos casos hablamos de cromatofobia, la cual
consiste en un miedo anormal e injustificado hacia los colores. Eventos
traumáticos relacionados con un color, pueden desencadenar estas fobias como
mecanismos de defensa ante futuras circunstancias similares.
Por ejemplo: Adriana es una
joven de veinte años que no soporta ver ni cruces, ni nada de color negro. De
hecho, su fobia inició en la secundaria y surgió aparentemente de la nada. El
estar en presencia de ropa negra, coches negros o cualquier objeto negro la
impacientan, debe apartar la vista o retirarse del lugar antes de entrar en
pánico. Después de muchos intentos fallidos por aclarar sus emociones sin
recibir respuestas, acudió a consulta, se le diagnosticó con cromatofobia
asociada a un evento traumático. Se descubrió después de varias consultas que
la joven siendo muy niña, tuvo una hermana mayor que falleció. Ella ya no
recordaba el hecho y los padres prefirieron no volver a hablar de la hija
fallecida para evitar así preguntas y traumas que afectaran a la hija menor. De
ahí surgió el repudio al color negro, el cual pudo superar con terapia
cognitivo-conductual.

En el caso mencionado, la paciente solo presentaba
cromatofobia al color negro, también se le conoce a esta fobia específica como
melanofobia y es muy probable que quienes la presentan tengan estados de pánico
ante el encierro y la oscuridad de la noche.
Pero en torno al color existen múltiples fobias como,
por ejemplo: el miedo al color rojo o eritrofobia, al verde o clorofobia, al
blanco o leucobobia, al purpura o porfirofobia. En pacientes con daltonismo, es
usual conseguir cromatofobias asociadas con el verde y rojo o el azul y el
verde.
Un caso particular en torno al color es la crisofobia,
descrita como miedo al color naranja, incluyendo el dorado. Incluso los colores
de los metales que se encuentran en la naturaleza pueden generar temor en
muchos pacientes, así, por ejemplo: la cuprofobia (miedo al cobre), aurofobia
(miedo al oro, alusión al oro).
Estas fobias son totalmente irracionales, con
reacciones físicas que dificultan la respiración, aceleran las palpitaciones,
originan pensamientos incoherentes, sudoración, náuseas, temblor, sequedad en
la boca, entre otras.
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