¿CÓMO QUIERES SER RECORDADO?

La mayoría de las personas no son meramente conscientes de que están envejeciendo, es cuando llega alguna enfermedad, fallece un ser querido, los hijos se casan o cuando observan arrugas en el rostro, que notan que en efecto el tiempo ha pasado.
Hace unos meses escuchaba dos reflexiones sobre los escritos en las lápidas del cementerio.
Una de las historias, era la del epitafio “como te ves me vi, como me ves te verás”. La vida pasa, lo queramos o no, el tiempo no perdona y aunque lo hecho, hecho está, también es cierto que mientras haya vida siempre se puede recomenzar.


Otra historia era la de un hombre que visitó un pueblo y por curiosidad entra al cementerio y observa que las lápidas tenían escrito el nombre de la persona y lo que parecía ser la edad: Mateo 8 años, María 5 años, Rosmira 3 años etc. Entonces le preguntó a otra persona ¿en dónde estaba el cementerio de los adultos? ya que ese era de niños. La otra persona le responde que ese era el único cementerio del pueblo, y no eran niños quienes estaban ahí sepultados sino adultos. El hombre admirado pregunta ¿por qué las edades? y el otro le dice: lo que ves no son las edades, es el tiempo que ellos mismos dijeron antes de morir que consideraban que habían vivido a plenitud, a pesar de que muchos de ellos habían sido longevos.
Sin duda son historias que hacen que te replantees tu vida y te preguntes ¿eres feliz? ¿te gusta lo que haces? ¿amas a tu pareja? o ¿estás con el otro solo por miedo a la soledad? Y lo más importante, ¿cómo quieres ser recordado?
Existen millones de ejemplos, aunque con algunos pocos basta para ilustrar la pregunta. Todas las épocas han tenido personas valientes, dispuestas a defender sus intereses y los de los otros, incluso dejar sus intereses de lado por el bienestar común. Tenemos escritores, premios nobel, grandes científicos, sacerdotes, maestros, Dalai, dictadores, libertadores, Jesús y sus apóstoles, en fin, miles de ejemplos de personas que destacaron y rompieron esquemas.


Tal vez pensarás que no posees ninguna de esas cualidades, tal vez tú no ganes un nobel de la paz, pero puedes destacar con tu ejemplo y ayudar a otros.
Sobre todo, vivir a plenitud, ahí radica la clave del buen vivir. N en las posesiones materiales, no en los títulos académicos, no en poseer la última tecnología, sino en el respeto al otro y así mismo.
Encontrar el amor, empieza por amarse a sí mismo, ser feliz empieza con ver los propios atributos físicos y emocionales y sentirse cómodo con quien refleja el espejo. La misión de tu vida y por lo que seguramente te recordarán los demás (quienes te aprecien) es por aquellos momentos de felicidad compartida, de risas que hacen llorar, por la palabra de aliento que brindaste cuando el otro la requería y por el conocimiento que regalaste a quienes te rodearon.
Aprende a ser consciente de tu vida y vívela a plenitud a partir de este momento, porque no hay segundas partes y el tiempo no se detiene.