EL ORIGEN EMOCIONAL DE LAS ENFERMEDADES

Tal vez hayas escuchado la frase “si no lloras tú, algún órgano de tu cuerpo lo hará”. Pero, ¿te has detenido a pensar lo que realmente significa? Y es que ciertas emociones negativas que producen ira, desconsuelo, ansiedad o temor, pueden desencadenar serios problemas para la salud cuando no son canalizadas a tiempo.
Si bien es cierto que no podemos vivir en una burbuja donde lo malo no nos afecte jamás, si podemos tomar conciencia de eso que nos perturba y conseguir soluciones para evitar afectar nuestra salud y sana convivencia.


Ya se ha comprobado que las personas más felices se enferman menos, incluso que aquellas que enfrentan tratamientos médicos por enfermedades crónicas y practican meditación o risoterapia, muestran un aumento en el nivel de sus defensas. Y también que las personas de temperamento iracundo, son más propensos a sufrir alteraciones circulatorias e infartos.
La herencia genética también tiene su cuota de relevancia en las enfermedades que puede llegar a sufrir una persona, al igual que el ritmo de vida, alimentación y personalidad. En familias donde las mujeres han sufrido cáncer de mama, hay más posibilidades de que las nuevas generaciones desarrollen la enfermedad por la predisposición genética.
El estudio de las emociones y su incidencia en la salud (sobre todo en el desarrollo y curación de enfermedades crónicas como el cáncer) ha generado inquietud en investigadores.
En Alemania, el Dr. Ryke Geer Hamer, después de experimentar depresión tras la muerte de su hijo y desarrollar un cáncer testicular, se dedicó a la investigación de las emociones y su influencia en el cerebro y los efectos en el cuerpo. Llegando a la conclusión de que, en efecto, cada emoción mala crea una huella cerebral que desencadena desde resfriados hasta linfomas.


Un problema considerado como grave por el afectado y no comentado con nadie originará problemas para dormir, para enfocarse en el quehacer cotidiano, para pensar correctamente y después de un tiempo relativamente corto, se genera la reacción física.
Aunque el Dr Hamer únicamente se dedicó a relacionar emociones con los distintos tipos de cáncer de manera científica, las nuevas terapias como la biodescodificación de la enfermedad ha permitido desarrollar una lista extensa donde se puede hace consiente a la persona de la posible raíz emocional que generó su enfermedad, sea esta cual fuere.
Por ejemplo, Pedro sufrió un disgusto en el trabajo, un compañero le ocasionó el despido, él no logró manifestar su enojo y frustración con la persona en cuestión, quien aparentemente se salió con la suya. Ya pasaron quince días del suceso y Pedro encontró otro empleo, pero lleva una semana padeciendo de asma, de hecho, en los siguientes meses su condición no mejoró. Hace poco vio a ese ex compañero en el supermercado y aun cuando lo ignoró, esa noche sufrió fiebre y otro ataque asmático que lo llevó al hospital.
A nivel emocional, las personas que viven aceleradas, con miedo, enojadas y no logran verbalizar su enojo, tienes más posibilidades de desarrollar asma y todo tipo de problemas respiratorios.
Así sucede con todas las emociones, cada evento que al parecer es frustrante e incómodo para la persona y no es debidamente canalizado, se hará presente hasta su solución.
Es por ello que se dice popularmente “si no lloras tú, algún órgano de tu cuerpo lo hará”. A ese redescubrimiento del ser, de sus emociones, de la conciencia plena de lo que afecta al cuerpo es que se atribuyen algunas curaciones milagrosas. La ciencia, por ejemplo, no logra explicar cómo es que personas desahuciadas después de cambiar su conciencia de sí mismos recobran su salud.
De ahora en adelante antes de enfadarte, deprimirte o alterarte, piensa en que órgano de tu cuerpo vas a dañar.