Todo en exceso es dañino, la ludopatía o trastorno
hacia los juegos de azar se presenta en cierto tipo de personas, aun a pesar de
conocer las consecuencias que traerá a sus vidas invertir bienes y a veces
empeñar objetos por dinero que puede no ser recuperado jamás.
La persona reconoce tener un problema, pero repite la
conducta que lo afecta de manera consecutiva
A veces se cae en la ludopatía como una manera de
escapar o mitigar problemas económicos que aquejan a la familia, o para liberar
estrés ante problemas laborales o de otra índole.
La ludopatía trae serias consecuencias para quien la
presenta. Además, se pierde la noción de lo aceptado socialmente como bueno, y
se llega al extremo de cometer delitos como el hurto para disponer de dinero
para seguir jugando.
Se invierten muchas horas en casas de apuestas y
máquinas de juego, lo que contribuye a descuidar tareas comunes de la vida
diaria como el empleo, los estudios o la familia.
La persona experimenta estrés. Pasan mucho tiempo
pensando en distintas formas para recuperar lo que han perdido en cada apuesta,
y en como devolver el dinero que les ha prestado para el mismo fin a quienes le
rodean. Cayendo en un círculo vicioso del que no logrará escapar sin ayuda
profesional.
Las mentiras son sus aliadas para negar sus problemas
financieros, desempleo o deserción educativa.
El entorno social se ve fuertemente afectado, los
amigos son dejados de lado o visto como pequeñas sucursales bancarias que
ofrecen las sumas de dinero requeridos.
Puede haber implicaciones legales, relacionados a
estafas, por lo que si en su familia hay un ludópata y no sabe de él o ella
hace algún tiempo, no dude en visitar las comisarías de su localidad.
Sufren de irritabilidad cuando no consiguen dinero
para saciar su trastorno. Pueden incluso llegar a la agresividad con la familia
cuando se niegan a darle dinero.
Se mezclan con personas que están en malos pasos en su
afán de encontrar préstamos de capital para los juegos de azar.
Se ha determinado que este trastorno suele desarrollarse
entre los 20 y 40 años de edad, afectando a más hombres que mujeres, y las
consecuencias físicas y emocionales van desde estrés, problemas cardíacos,
ansiedad, consumo de estupefacientes. Si no se detiene la ludopatía, la persona
puede acabar muerto por suicidio o por crímenes de aquellos a quien les deben
dinero.
Los grupos de ayuda como Jugadores Anónimos son
trascendentales en el apoyo emocional requerido para retomar una vida normal y
manejar el deseo por las apuestas. La visita al psicólogo también es requerida
de lo contrario la ansiedad aumentará, y la participación activa de la familia
del apostador dentro de las terapias de recuperación son necesarias para
complementar el proceso de apoyo emocional.
No debe confundirse a una persona que de cuando en
cuando participa el bingo o en algún otro juego de azar con un ludópata, ya que
el ludópata continuamente está en tensión, sus conductas emocionalmente se
expresan con miedo, inmadurez y falta de compromiso hacía personas y cualquier
clase de responsabilidad.