¿Has pensado cuál sería tu reacción al diagnosticarte
una enfermedad terminal? Esta se entiende como un padecimiento evolucionado,
sin cura. El pronóstico de vida es limitado, no mayor de seis meses.
Los tratamientos médicos en estos casos se aplican
únicamente para disminuir las dolencias. Una persona desahuciada pude presentar
diversas reacciones dependiendo de su edad. En nuestra cultura, se acepta la
partida de un ser querido después de los 80 años con naturalidad. Mientras que
suele ser más doloroso cuando se trata de niños y adolescentes por considerar
su proceso de enfermedad y partida demasiado anticipados. Nos inculcan desde
pequeños, que solo las personas de avanzada edad son las que mueren, y esto no
es cierto. La línea entre la vida y la muerte es muy efímera.
La comprensión de la muerte en un futuro inmediato,
transforma de forma imponente la realidad. La muerte, continúa siendo un
misterio que causa rechazo y frustración.
Los fallecimientos por enfermedad, son
psicológicamente menos agresivos y fáciles de aceptar. Desde el momento en
el que se presenta el diagnóstico de la patología y sus consecuencias, ya
existe una preparación tanto para el paciente como para los familiares. En
algunos casos, el médico no informa directamente al afectado sino a los
familiares, y es cuando se presenta la controversia en cuanto a decirle o no la
verdad al paciente.
Investigadores han determinado cuáles son las
reacciones más comunes que manifiesta un enfermo terminal. Kübler-Ross (1969)
describe cinco fases:
- Negación: Ante las
evidencias, el paciente no acepta la realidad y busca otras opiniones al
respecto.
- Rabia: Una vez
confirmado el diagnóstico, afloran las emociones tratando de encontrar a los
culpables de la enfermedad, estos van desde familiares, entorno laboral, autorreproches,
hasta el castigo Divino.
- Negociación: No existe
escapatoria, por lo tanto, la persona trata de buscar la manera de mejorar su
situación y llevar los días de manera diferente.
- Depresión: Reflexionar
sobre lo que fue el pasado y un futuro inexistente coloca al enfermo ante
emociones encontradas de tristeza, impotencia y frustración.
- Aceptación: Es posible
que el paciente no llegue a esta fase, pero aquellos que logran superar la
depresión terminan aceptando su condición. El apoyo de familiares y amigos
juega un rol importante.
Otros investigadores como (Kalish 1985; Zisook y otros
1995) difieren de la postura de Kübler-Ross, y explican que cada paciente es
diferente en su reacción. Las emociones pueden surgir sin un orden específico e
incluso varias a la vez.
¿Qué requiere un
enfermo terminal?
El apoyo de los seres queridos le garantiza al enfermo
terminal que no será abandonado. La consideración y la atención a sus
necesidades físicas y afectivas son un alivio en medio del
padecimiento. El acompañamiento suele ser doloroso, al ver como un ser
querido va poco a poco perdiendo sus facultades.
El ambiente donde pase sus últimos días puede hacer
menos estresante la partida. Muchos enfermos prefieren estar en su casa
rodeados por sus seres queridos. En todos los casos esto no es posible
dependiendo de la enfermedad que atraviesen, debiendo permanecer en el hospital
bajo el seguimiento continuo de médicos y enfermeras.
También el aspecto religioso permite tanto al paciente
como a su familia, obtener la paz y tranquilidad espiritual necesaria para
aceptar la enfermedad y el futuro incierto.