No puedes, irresponsable, inútil, incompetente, feo…
¿son palabras fuertes verdad? Aunque no lo creas, en la vida cotidiana es
más frecuente que nos expresemos de esta manera con otras personas y con
nosotros mismos, que de forma positiva.
De acuerdo a un estudio llevado a cabo por el profesor
de Lingüística y Antropología de la Universidad de Penn State, Robert Schrauf,
sin importar la cultura o edad, existen más palabras para expresar emociones
negativas en nuestro vocabulario, que para referirnos positivamente a las
personas o situaciones.
Del mismo modo, diversos investigadores han concluido
que gran parte de las culturas, describen principalmente siete emociones:
alegría, enfado, miedo, tristeza, disgusto, culpa y vergüenza. De todas estas,
solo una resulta positiva.
Sí, existe un mayor porcentaje de términos
desagradables en nuestro cerebro y sí, pareciera que a los seres humanos les es
más sencillo comunicarse utilizándolos. Pero cuando lo hacemos para referirnos
a otros, las posibilidades de herir sus sentimientos son altas.
El escritor John Rampton, creó una lista de las 25
palabras que deberíamos evitar para no hacer sentir inferior a los demás,
algunas de estas son: no puedes, tonto, no, fracasado, odio, raro, equivocado,
flojo, aburrido e inútil.
Aunque lo ideal sería no recibir nunca insultos, saber
por qué estos nos hacen sentir mal, nos pone un paso por delante para disminuir
el impacto que tienen en nosotros. El responsable es el “sesgo de
negatividad”, es decir, la capacidad del cerebro para ser mucho más sensible a
las malas noticias que a las buenas.
Una investigación realizada por el profesor de la
Universidad de Chicago, John Cacioppo, demostró que respondemos fuertemente a
estímulos negativos. Incluso nuestra actitud cuando estamos expuestos a
estímulos negativos y positivos de igual intensidad, es más fácilmente
influenciada por lo negativo. El instinto de supervivencia es el que
genera esta reacción, pues la necesidad de mantenernos a salvo hace que el
cerebro esté alerta para detectar el peligro y poder responder a él.
Sin embargo, hay una gran variedad de palabras que hoy
en día también son empleadas para herir los sentimientos de una persona, pero
no entran directamente en la categoría de insultos, pues su significado no es
el problema, sino la forma en que son dichas. Ejemplos de esto son las
frases que incluyen las palabras “gay” o “mujer” con la intención de
ofender, ya que, a pesar de no ser insultantes en sí, pueden usarse para hacer
referencia a que no hay nada peor que ser homosexual o del sexo femenino.
La mejor forma de enfrentarse a quien decide maltratar
verbalmente es, a parte ignorarlas, ver el insulto con algo de humor, burlarse
un poco de aquello que intenta que te afecte. Reírse demuestra que
realmente no te importa, y no aceptarlo ayuda a que pierda toda su fuerza.
Querer hacer sentir a los demás como inferiores, es
síntoma de baja autoestima.
Encontrar la manera de no utilizar palabras ofensivas
y en su lugar dar críticas constructivas, será la clave para llevar a cabo
buenas relaciones interpersonales y de enfocarse más hacia uno mismo. Por
otro lado, modificar la forma en que nos expresamos, incluso de nosotros mismos
y dejar de lado el enfoque negativo, permitirá percibir la vida más alegremente
y alcanzar el éxito.