Culpar a otras personas, en lugar de asumir la
responsabilidad sobre nuestras emociones y pensamientos se conoce como
“proyección psicológica” Por ejemplo, puede que un familiar haya discutido
contigo y no fuiste capaz de hacerle ver tus puntos de vista en relación a lo
que consideraste incorrecto de su actitud en el mismo instante, pero una vez
llegaste a casa, rompes en cólera y surgen toda clase de sentimientos de ira en
su contra.
Otra situación podría ser que en el trabajo te atrae
una de tus compañeras, pero jamás le has insinuado tus sentimientos, sin
embargo, aparece otro colega y decide invitarla a salir y eso te disgusta.
¡Bienvenido al mundo de la proyección psicológica! en
la que inconscientemente evitas responsabilizarte de aquello que no hiciste a
tiempo.
Tal vez en este momento, mientras lees el artículo no
quieres reconocer que la proyección psicológica tiene relación contigo, pero
cuando acabes el post, seguro que me culparás por haberte dicho que toda la
responsabilidad es tuya.
¿Quieres empezar a ser más responsable sobre lo que
piensas y sientes? Continúa leyendo y conocerás algunas claves para superar
este problema.
1.- Deja de
decir que estás bien
Toda proyección psicológica inicia con la negación de
lo que realmente se siente, “estoy bien gracias” suele ser la respuesta de
muchas personas con este problema, en lugar de manifestar que en efecto están
sintiendo ira, temor e incomodidad.
Reconocer aquello que nos molesta puede evitarnos
muchos problemas personales, y además problemas de salud como ulceras,
adicciones a la comida o al alcohol para mitigar la culpa o la rabia que
nos generan algunas situaciones.
Respira profundo y pregúntate ¿realmente estoy
bien? Hazte consciente del momento presente y así podrás responder más
asertivamente cada vez que alguien te pregunte ¿cómo estás?
2.- aprovecha el
momento presente
La vida es demasiado breve como para permitirnos
cargar pesos y culpas innecesarias. Entra en contacto con tu presente y
aprovecha su poder para identificar tus sentimientos reales. Cuanto más
“presente estés” menos proyectarás psicológicamente.
3.- Cuestiona
tus pensamientos
La proyección es la vía que utiliza la mente para que
no reconozcamos nuestra responsabilidad sobre aquello que nos
sucede. Puede ser comprendida como una forma de autoengaño para obtener un
beneficio momentáneo y no sentirnos lastimados.
Nuestros pensamientos están construidos
sobre viejas creencias y suposiciones (algunas provienen de los padres,
otras del entorno). Así que, en este punto, es importante cuestionar tus
pensamientos, por ejemplo, pregúntate: ¿realmente soy tan odiado como lo creo?,
¿los demás juzgan con tanta vehemencia mi trabajo?
A veces las cosas no son como las imaginamos, sino
mucho más simples y es la mente la que a base de prejuicios enreda la
situación.
4.- Comunícate
mejor
Aprende a comunicarte mejor, sobre todo en situaciones
de estrés. Solo siendo honestos sobre cómo nos sentimos, podremos obtener
aquello que queremos de los demás sin sentir a priori culpabilidad.
De igual forma, debes aprender a escuchar con
atención, recuerda que no es solo lo que otros dicen, sino también debes
analizar su tono de voz y expresión corporal, es decir, su comunicación no
verbal.
La proyección es una forma fácil de sentirnos víctimas
de nosotros mismos. De ahora en adelante, en lugar de cederles el control a
otros, aprende a decir no y a establecer límites personales.
Para comprender mucho mejor la proyección psicológica,
puedes hablar con un terapeuta de Mi Psicólogo Getxo, quien te indicará cómo
reconocer tus patrones. Puede que estos se fundamenten en recuerdos de un
padre que te castigó, o personas que exigen demasiado de ti, así como en
antecedentes religiosos.
Una vez descubierta la raíz de la situación, es más
fácil modificar la conducta, y te sentirás mucho más libre y seguro de ti
mismo.