CONSECUENCIAS DEL ABANDONO INFANTIL

Desconfiar de los demás, puede ser una reacción que va más allá de la lógica. Algunas personas se dejan afectar por experiencias de abandono sufridas en su infancia, que los hace sentirse desconectados, incomprendidos y víctimas de otros.
El abandono influye en cada relación futura de la vida, porque impide crear una conexión real con alguien, por temor a que pueda irse en cualquier momento.


El niño crece con la idea de no ser importante, ni mucho menos valorado o amado. Al no ser expuesta esta situación, o no ser identificada a tiempo por los padres o docentes, se incurre en otras implicaciones psicológicas de mayor importancia. Un claro ejemplo de esto podría ser bajos estados anímicos, vergüenza, fatiga, somatización de enfermedades, prejuicios y sentimientos de culpa.
Al crecer, la persona racionaliza aún más cada situación sentimental y experiencia social, pudiendo caer en adicciones, trastornos del sueño, ansiedad social y depresión.
¿Cómo identificar experiencias de abandono en la infancia?
¿Has sufrido alguno de los problemas producto del abandono en la infancia? Aunque tu respuesta sea afirmativa, seguramente no consigas identificar la raíz del mismo. ¡Es lógico! Cuando crecemos nuestro cerebro consciente tiende a olvidar aquellas situaciones traumáticas, enfocándose únicamente en los problemas actuales. Pero nuestro cerebro inconsciente, continúa lanzando señales de peligro cuando nos enfrentamos a situaciones similares a aquellas vividas en la niñez. Entonces, se hace incomprensible para el adulto entender por ejemplo ¿por qué le provoca ansiedad suponer que su pareja puede alejarse? o ¿por qué supone que no cuenta con el apoyo de otros?
Nuestro cerebro de niños percibe el mundo y cada situación de una forma diferente, exagerando lo que para un adulto es totalmente trivial. Por lo tanto, es posible que la sensación de abandono, tenga sus raíces en el hecho de una posible pérdida de niño dirigiéndose a su casa, o en que le hayan hecho esperar más de la cuenta a la salida del colegio.
Cualquier otra experiencia en la que te hayas sentido rechazado y temeroso, puede derivar en tus sentimientos de abandono en la actualidad. Otras situaciones frustrantes de la niñez pueden ser: el divorcio de los padres, la ausencia de uno de los progenitores por fallecimiento o por abandono real del hogar. En este caso, son circunstancias mucho más fáciles de comprender desde una óptica adulta.


Si además se percibían de niño conductas depresivas de los padres, adicciones, los progenitores nunca estaban en casa debido a su trabajo, había poca empatía e incapacidad para demostrar afecto, se sufrió abuso sexual o físico, o se fuiste comparado constantemente con el hermano mayor, es muy probable que desconfiar de las personas y sentir que en cualquier momento pueden fallarte o abandonarte tenga mucha más lógica.
En todo caso, se hace necesario modificar patrones de comportamiento en la adultez y tomar el control de la propia vida. De ti depende vivir placenteramente sin imaginar situaciones que posiblemente nunca lleguen a suceder.
La mejor ayuda (si sientes frustración a causa del abandono) es la que puede brindarte el psicólogo, quien está capacitado para aplicar terapias de hipnosis para conseguir identificar la situación que generó el problema (en caso de que el paciente no logre identificarlo por sí mismo) y posteriormente observar la incidencia del mismo en los comportamientos cotidianos, para así eliminar cualquier mecanismo de defensa utilizado por el sujeto.

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