Naces y todo un mundo lleno de complejidades te abre sus brazos y tú, un ser ingenuo (pero con una carga social genética) traes contigo predisposiciones que perfilarán tu personalidad.
Pero sin duda, la mayor preponderancia en la configuración de tu autoestima recae en la familia. Entonces, ¿cómo puedes desarrollarte como individuo si naciste en una familia de padres narcisistas?
Vamos a reflexionar y evaluar los elementos que condicionan la vida plena y satisfactoria de nuestros seres amados y de nosotros mismos, cuando los progenitores son “narcisistas”.
La mitología evoca a Narciso, ese hermoso y delicado ser que al ver su reflejo en el agua se enamoró perdidamente de sí mismo.
De allí parte la categoría psicológica del narcisismo. Cuando la valoración egoísta de mi yo, genera en la convivencia social dificultades y conflictos.
Al priorizar nuestras necesidades sobre las de los demás, imponer nuestro carácter y decisiones, influir irrespetuosamente en la vida de los otros y pretender que cada persona que nos rodea responda a nuestras exigencias, generamos dependencias, barreras emocionales e insatisfacciones que influyen a nivel bio-psico-social en nuestros hijos.
¿Qué ocurre con los hijos de los narcisistas?
Los hijos criados en senos de familias narcisistas, basan su existencia en el miedo, y en función de él crean su “mundo”.
Revisemos algunos efectos que nos permiten develar los comportamientos de estos infantes, por ejemplo: encontramos que son niñ@s que niegan sus necesidades, sobrevalorando preocupaciones, circunstancias o expectativas de los padres y en ocasiones, sintiéndose culpables del desamor o molestias que experimentan sus progenitores.
¿Qué sucede cuando tus padres no son expresivos emocionalmente?
La comprensión del término “apego” nos ayuda a ilustrar este panorama. El apego natural de lazos afectivos entre los seres amados o grupos sociales se trastoca cuando se convive con padres narcisistas.
Por una parte, está la tendencia de niños con apego evitativo quienes para proteger su sensibilidad (evidentemente trasgredida) crean barreras que condicionarán sus relaciones interpersonales.
Mientras que en el otro extremo están los que para lograr afecto o aceptación a cualquier costo, se vuelcan al apego ansioso.
Otro elemento determinante es que, ante la ausencia de atención, los niños y niñas desarrollan el efecto Echoismo: Eco (ninfa) que se enamora de Narciso.
Los niños llegan a convertir a los padres en sus ídolos, lo cual genera dependencia y dificultad para asumir decisiones.
En otros aspectos, la ausencia de padres amorosos cambia el control parental. Cuando un niño asume las responsabilidades de guía o adulto ante sus hermanos, trunca su vida y colocará en último plano sus necesidades.
En conclusión
Un adulto que creció bajo el estigma de una crianza narcisista puede desarrollar en su personalidad rasgos de individualismo.
La comparación con otros y el deseo de obtener halagos por todo estimulan su ego y (ficticiamente) lo hace diferenciarse de una sociedad o, mejor dicho, autodeterminarse líder.
Este recorrido de comportamientos (posibles en casa), nos llevan a plantear un gran reto, primero reflexionar sobre nuestras vidas y relaciones, segundo accionar en función de cambios positivos y constructivos, y tercero, a pensar equilibradamente en el valor de los otros, y de nuestra individualidad.
Rige entonces la búsqueda del equilibrio personal como una tarea pendiente que inspira y alimenta el día a día de esta aventura llamada vida.