¿CÓMO SABER SI EL ESTRÉS QUE TIENES ES BUENO O MALO?

Muchas personas consideran que el estrés es un elemento negativo en nuestras vidas. ¿Tú lo piensas igual?

Hasta hace unas décadas, no se le había prestado la atención debida al estrés. No fue sino hasta que algunos científicos comenzaron a realizar estudios cada vez más significativos acerca del efecto que éste tiene en el organismo, que se determinó la importancia de conocerlo y saber cómo afrontarlo.

El estrés ha existido siempre, y lejos de lo que muchos puedan pensar, es una respuesta fisiológica totalmente normal ante las diversas situaciones que experimentamos en nuestra vida diaria. Cuando afrontamos una situación extrema, se desencadenan en nuestro organismo una serie de procesos que tienen como finalidad enfrentar y superar dicha situación.




Una situación estresante puede ser cualquiera: la entrega de un proyecto, llegar puntual a alguna cita, cumplir con alguna actividad en el trabajo, realizar alguna tarea escolar, entre muchas otras. El estrés hace que podamos cumplir con lo que se nos pide o exige de manera satisfactoria.

En la era prehistórica, cuando nuestros antepasados comenzaban a poblar el planeta, el estrés tenía otra connotación más urgente, ya que tenía que ver con la supervivencia de nuestra especie. Cuando un hombre se encontraba de frente con algún depredador, experimentaba estrés. Ese estrés hacía que en su cuerpo se produjeran una serie de cambios (aumento de la frecuencia respiratoria y cardíaca, secreción de catecolaminas y cortisol, entre otros), que lo preparaban para la huida o la lucha. El estrés fue fundamental en la supervivencia y prevalencia de la especie humana.

Ahora bien, cabe preguntar: ¿Es malo todo el estrés? Esta es una pregunta interesante y para muchos la respuesta sería afirmativa. Sin embargo, hoy en día sabemos que no todo el estrés es malo, ya que existe un estrés considerado positivo y otro negativo.  

El estrés positivo se conoce con el nombre de Eustrés. Es positivo porque impulsa a las personas a tener espíritu de superación, a alcanzar metas y objetivos, a salir de la zona de confort y a afrontar retos de manera exitosa. Se cree que este tipo de estrés mantiene activa la vitalidad, así como también la energía.

El eustrés reviste una gran cantidad de beneficios para el individuo, entre éstos se pueden contar: estimula la creatividad y la capacidad para resolver conflictos, clarifica la mente para optimizar el proceso de toma de decisiones, aumenta ciertas funciones orgánicas (respiración, ritmo cardiaco) estimulando por ejemplo la oxigenación del cerebro, entre otras. Este es el tipo de estrés que nos hace salir victoriosos ante un examen académico, la exposición de algún proyecto o una reunión importante en el trabajo.

Ahora bien, ¿Qué ocurre si ese estado de estrés se mantiene sostenido en el tiempo? Hace su aparición la contraparte del eustrés: el distrés (estrés malo). Cuando la persona se mantiene constantemente en un estado de alerta y angustia, identificando situaciones estresantes donde no las hay, el cuerpo está constantemente sometido a estímulos que desencadenan respuestas que no son realmente necesarias.


Entre las consecuencias orgánicas del estrés malo te podemos mencionar:

- Aumento del colesterol.
- Trastornos gastrointestinales.
- Depresión del sistema inmunológico.
- Problemas cutáneos.
- Problemas a nivel del sistema cardiovascular.
- Insomnio.
- Falta de concentración.
- Etc.

Esos son sólo algunos de los efectos fisiológicos que tiene el estrés malo en nuestro organismo. Si el estrés se mantiene durante períodos prolongados de tiempo, puede desencadenar enfermedades crónicas graves que incluso comprometan la vida.

Por ello es importante que aprendas a identificar cuándo estás bajo estrés negativo y de esta manera adoptar medidas para combatirlo. Entre las cosas que puedes hacer te podemos sugerir una modificación en la forma de pensar, trata de adoptar pensamientos positivos y no dejarte agobiar por las diversas situaciones que enfrentas a diario. Esto será de gran ayuda, ya que te permitirá afrontar de forma ecuánime y tranquila los retos que se te puedan presentar, a la par de mantener un buen estado de salud.

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