En los últimos años los especialistas
hemos visto con preocupación cómo se han incrementado los índices de trastornos
psicológicos en la sociedad, siendo la depresión uno de los que se encuentran
en los primeros lugares de la lista. Esto ha alarmado tanto que diversas
organizaciones han dedicado tiempo y esfuerzo en dilucidar qué es lo que está
ocurriendo.
Son muchas las causas que pueden llevar
a alguien a la depresión. Las más significativas tienen que ver con el estatus
laboral. Si bien es cierto que muchos pueden estar deprimidos porque no tienen
empleo, otros tantos lo están por el empleo que ya tienen.
Así como muchas personas son felices
porque ejercen su empleo soñado, hay muchísimas más que lamentablemente no han
logrado obtener una plaza en los empleos que les gustaría y deben conformarse
con otros. Porque hay que trabajar para poder subsistir, aunque el empleo que
tengamos no llene nuestras expectativas.
De acuerdo a diversos estudios que se
han realizado con las personas que evidencian estar deprimidas, se ha
determinado que hay empleos en los que las personas son más propensas a caer en
la depresión. Generalmente estos están relacionados con la atención al público.
Sí, aunque no lo creas. Quizás ese camarero que te atendió tan bien esta
mañana o la recepcionista sonriente del hotel en el que pasaste tus vacaciones,
ocultan tras sus sonrisas un proceso depresivo.
Los trabajos que involucran la atención
al público son una fuente de estrés para quienes los ejercen, ya que implican
tratar adecuadamente al cliente, atender sus requerimientos y hasta sus reclamaciones
o quejas. Siempre con una sonrisa. Esto a veces es difícil, ya que son muchos
los clientes que le dan un trato déspota y desconsiderado a quienes los
atienden.
A parte de esto, generalmente en este
tipo de trabajo el salario no está a la altura de las responsabilidades que
tiene el empleado. Dolorosamente, muchos cometen el error de pensar que las
personas que ejercen este tipo de empleo (camareros, recepcionistas, promotores,
entre otros) son inferiores, simplemente porque ejecutan una actividad que
tiene que ver con el servicio. Esto trae como consecuencia que estos
trabajadores en muchas ocasiones sean blancos de comentarios despectivos,
actitudes groseras y hasta ofensas por parte de los clientes.
Así mismo, en los diversos análisis que
se han realizado sobre este tópico, se ha determinado que, porcentualmente, las
mujeres son más afectadas que los hombres. Esto se debe a que aparte de las
condiciones propias del empleo, muchas veces han tenido que lidiar incluso con
el acoso sexual, tanto de clientes como de compañeros de trabajo. De igual
manera, en ocasiones las leyes no contemplan adecuadamente ciertos aspectos
propios de la condición femenina como un embarazo y el reposo que debe haber
una vez que ha nacido el niño. Además, se ha comprobado que muchas veces, las
mujeres tienden a ganar menos dinero que los hombres ante un mismo puesto de
trabajo.
Cuando una persona trabaja bajo esas
condiciones laborales, es natural que no sienta satisfacción, sino una
creciente frustración y desencanto. Si la persona continúa arrastrando y
acumulando esos sentimientos, la depresión se hace presente. Incluso puede
llegar a somatizar malestares físicos producto de esa depresión.
Es importante darle el justo valor al
trabajo que realizan todos y cada uno de los miembros de la sociedad. Hay que
ser considerados y agradecer cada atención. Recuerda que quizás esa camarera
que te atendió hoy, esconde tras su trato amable alguna depresión laboral. Por
eso debemos ser conscientes, agradecidos y comprender que ese tipo de trabajo
no es fácil de realizar.