Actualmente vivimos en una sociedad en la que lo superficial es lo importante. La apariencia es más valorada, incluso más allá de los sentimientos. A nivel publicitario nos bombardean con imágenes de cuerpos y rostros perfectos. En todas las redes sociales, tan en boga en la actualidad, los artistas y famosos presumen de vidas “perfectas”, mientras los demás lo que hacen es admirarlos, en algunos casos envidiarlos e incluso sentirse insatisfechos con su apariencia y su vida.
Si, gracias a las redes sociales, se han creado falsos estándares de belleza. Hoy en día las chicas creen que ser bella es tener un cuerpo con las medidas perfectas (90-60-90), un rostro con la nariz perfilada y el cabello largo, sedoso y liso. Por otra parte, los chicos creen que la belleza radica en un cuerpo musculoso y una gran estatura.
Sin embargo, los estándares de belleza no siempre han sido los que la gente cree hoy en día. En las diferentes sociedades y épocas históricas han sido distintos. En algunas culturas del continente africano las mujeres con cuerpos voluminosos son más apreciadas que las delgadas. Así mismo, en Tailandia las mujeres más apreciadas son las llamadas “petite”. Y así podríamos seguir dándote muchísimos ejemplos.
En las últimas décadas se ha incrementado la inconformidad de las personas por su apariencia, potenciado por lo que te acabamos de mencionar. Esto ha traído como consecuencia una proliferación excesiva de operaciones estéticas innecesarias, dietas extremas y personas obsesionadas con ejercitar en los gimnasios.
Es importante aceptarnos cómo somos, con nuestras virtudes y nuestros defectos. Hay que entender que todos y cada uno de los seres humanos somos distintos unos de otros.
Siempre va a haber alguna parte de tu cuerpo que no te agrade del todo. Lo ideal es que no te obsesiones con ello, sino que aprendas a aceptarte tal cual eres. A continuación te vamos a dar algunos tips para que aprendas a aceptar tu apariencia.
En primer lugar debes comenzar por aceptar tu cuerpo único. Nuevamente te lo decimos: todos los seres humanos somos distintos y tenemos características únicas. Aprende a apreciar tus singularidades, aquellas que te distinguen de los demás. Agradece el cuerpo que tienes, piensa que hay muchos en el mundo que no han sido tan afortunados como tú.
Si hay algo de tu cuerpo que no te agrada, no albergues en ti pensamientos negativos. Al contrario, actívate y si así lo deseas, modifícalas. Por ejemplo, si es tu peso el que no te gusta, aumenta tus actividades físicas o adopta una alimentación saludable. Recuerda siempre que existen métodos no extremos para alcanzar tus metas.
Así mismo, debes tener los pies sobre la tierra. Es importante que entiendas que la perfección es algo utópico e irreal. Esas hermosas fotografías que visualizas a través de las redes sociales, en la mayoría de las ocasiones han sido retocadas con programas informáticos que eliminan las posibles imperfecciones de quienes aparecen en ellas. Por lo tanto, no son reales, sino el producto de la manipulación.
Parte de nuestra felicidad y bienestar es aceptarnos tal cual somos. Sí, a veces hay cosas de nuestra apariencia que no nos gustan, eso es inevitable. Lo importante es no obsesionarse con ello, sino intentar aceptar que forman parte de tu identidad.
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