INFORME DEL 2018 SOBRE LA SITUACIÓN MUNDIAL DEL ALCOHOL

Sí, sabemos que una copita de alcohol de vez en cuando (en alguna fiesta o reunión) no cae nada mal. Sin embargo, hemos visto con preocupación cómo el consumo de alcohol de manera indiscriminada ha ido aumentando a niveles exponenciales sin que se establezcan medidas o campañas para frenarlo.

Desde hace unas décadas, el alcohol se ha convertido en una de las sustancias más consumidas por la población en general. Esto se debe a que tradicionalmente ha sido un componente de fiestas y celebraciones. El problema radica en que cada vez son más quienes lo consumen por necesidad, como una adicción.




A pesar de no ser una sustancia ilegal, el alcohol, cuando se consume de forma excesiva se convierte en una adicción para quien la consume. Así mismo, se ha comprobado que el consumo de alcohol en muchas ocasiones está ligado al consumo de otro tipo de sustancias ilícitas como los estupefacientes. Esto es potencialmente dañino para el organismo, ya que socava sus funciones e incluso puede ocasionar la pérdida permanente de algunas de ellas.

¿Sabías que actualmente en el mundo 2,3 mil millones de personas consumen alcohol de manera indiscriminada? ¿Y que de esos millones, los jóvenes representan el 26,5%? Sí, son estadísticas alarmantes, porque cada año son más los jóvenes que comienzan a ingerir bebidas alcohólicas. Actualmente lo comienzan a hacer a los 15 años, pero quizás el año que viene o el próximo, las estadísticas nos digan que comienzan a una edad más temprana.

Lamentablemente las personas parecen no estar concienciadas de la gran cantidad de daños y efectos negativos que el consumo excesivo e indiscriminado de alcohol acarrea para el organismo. A continuación te listamos algunos de esos efectos.

A nivel gastrointestinal, el alcohol puede ocasionar erosiones en la mucosa gástrica, que a la larga puede dar lugar a úlceras.

En el sistema cardiovascular incrementa la posibilidad de padecer de hipertensión arterial, ya que propicia el aumento de peso y el engrosamiento de las paredes de los vasos sanguíneos.

En el hígado son bien conocidos sus efectos, ya que se sabe incluso que el consumo de alcohol puede conllevar a que se presente una condición conocida como cirrosis hepática, en la cual se ve altamente comprometido este órgano.

Es un reconocido agente cancerígeno. Se ha establecido en múltiples estudios que el consumo prolongado y en exceso de alcohol puede contribuir a la aparición del cáncer de esófago, colon, mamas, hígado, entre otros.




A nivel del sistema nervioso, el alcohol tiene diversos efectos: disminuye la concentración, destruye neuronas, contribuye al desarrollo de trastornos psicológicos como la psicosis y la depresión, genera lagunas mentales (pérdida momentánea de la memoria) y algunas modificaciones del comportamiento.

El alcohol también es responsable de un gran porcentaje de las muertes que ocurren anualmente a nivel mundial. Tristemente, muchas de esas muertes son causadas por accidentes ocasionados por personas con elevados niveles de alcohol en sangre. Otro gran porcentaje de esos fallecimientos está en las patologías y enfermedades que el alcohol ocasiona en el organismo.

Al estudiar los efectos que tiene el consumo indiscriminado de alcohol a largo plazo, no se puede evitar preguntarse, ¿cómo es que, sabiendo esto, las personas siguen consumiendo ese veneno? La respuesta a eso está quizás en que, de forma inmediata, el alcohol ocasiona que las personas se relajen y se desinhiban totalmente, lo cual genera una sensación pasajera de bienestar. Quizás por eso, las personas se pueden volver  adictas a él.

Los especialistas coinciden en afirmar que, de no solucionarse esta situación y de no implementarse programas y medidas preventivas, el alcohol se puede convertir en una de las grandes plagas a nivel mundial. Es importante reconocer cuándo el consumo social de alcohol se ha convertido en habitual y en frecuente. De esta manera se está en la capacidad de reconocer que se tiene un problema y lo más importante, buscar ayuda.