En la era digital todo se está acoplando, y las relaciones humanas han sufrido profundas transformaciones en este particular.
Nos conocemos, formamos grupos, posteo, me re tuiteas, te sigo,
me stalkeas, intercambiamos fotos,
videos, audios, video llamadas… en fin.
¿Vínculo, atajos o calles a ciegas emocionales?
¡Los espacios físicos de las “ciudades” han sido cambiados! Por
las calles de la Web como escenario de los amores en este siglo XXI, nos conocemos
por Facebook, intercambiamos tuits, le doy “me gusta” a sus fotos en Instagram,
y él está pendiente de mi estado en Whatsapp,
de esta manera se describen muchas relaciones que surgen en las mismas
ciudades, o entre personas que viven a kilómetros de distancia.
Y así como similares condiciones aplican (frases bonitas,
conocernos, regalos digitales, entre otras), el aspecto sexual deja ver su
faceta, ¡es que en cuestión de relaciones todo es posible!
Veamos cuáles situaciones pueden surgir, y cuán en riesgo o a
salvo estamos.
1.- De la red, a
la realidad
Podemos llevar a cabo una relación digital y está puede ser
saludable, siempre y cuando haya acuerdos, comprensión, y sin duda alguna, una
aproximación real (convenida).
Si esa relación “virtual” no conlleva a una convivencia real
(vernos de vez en cuando, organizar viajes, coincidir, o tener intenciones de
compartir), es difícil que sea verdadera, ya que la proximidad en tiempo y
espacio es indispensable para la salud del vínculo.
2.- Calidad y
cantidad de lo compartido
Cuando se comparte en pareja, ¡el tiempo es un elemento a
valorar!
Si en la relación por medios digitales, no comparten contenido,
ni tiempo de valor, no habrá un una experiencia que augure una verdadera
relación efectiva.
3.- Sexo digital
y sus implicaciones
Como en el plano más real, el sexo o relación íntima, es
determinante en la relación digital.
Este aspecto también tiene sus riesgos y complicaciones.
El Sexting, (o envío
de mensajes con contenido sexual o erótico por medios digitales) es una opción
válida en la apertura a la vida sexual, y encuentra en estos elementos opciones
positivas ya que reduce la ansiedad, y la posibilidad de embarazos no deseados,
pero abre el compás de otras realidades (decepción ante el contenido de cada
mensaje, o falsos conceptos sobre lo que debería ser el sexo en la vida real).
4.- El abuso
digital
Así como hay cabida para lo bueno, seguro y práctico; en las
relaciones digitales hay espacio para el abuso y la violación de la intimidad.
Por ejemplo a través de las persecución por redes sociales,
llamadas o mensajes de texto no deseados, obligación para el envío de mensajes
con contenido sexual o erótico, exigir que respondas de inmediato un mensaje,
llamadas y correos electrónicos amenazantes, requerirnos contraseñas de redes
sociales, violación de la intimidad al ingresar sin permiso a tus cuentas,
emplear mensajes que busquen controlar tus demás relaciones, y difundir tu
privacidad en estos espacios, son parte de una lista de “posibles vivencias” que
surgen en relación por medios digitales que ponen en jaque la salud mental
dentro de la relación.
En conclusión
El amor es el centro de nuestra evolución como seres humanos, y
el vínculo que construyamos junto a una persona, debe fortalecerse con experiencias
reales, confiables, y valiosas.
Si bien podemos
comenzar en las redes, dar el salto a la convivencia es sin duda determinante
para poder expresarse en términos de “contar con una pareja”.